lunes, 24 de diciembre de 2012

Felices fiestas

Mis dear acompañantes, habréis notado que el blog lleva quietecito cosa de un mes; no se trata de una nueva política de austeridad, y tampoco de un novedoso desinterés por mi parte, nada de eso. La verdad es que tres factores me han llevado a dejar de escribir durante un tiempo:

a) buscar casa.
b) estudiar árabe.
c) buscar casa (vale, está repetido, pero es que el tema ocupa buena parte de mis pensamientos).

En breve habrá publicaciones nuevas, por suerte ninguno de los anteriores factores me ha impedido tener nuevas experiencias. Entretanto, no quiero que el 2012 acabe sin haberos deseado feliz navidad y próspero año nuevo, y sobre todo felices fiestas. Espero que caiga más de una copa de sidra a mi salud, ya que este año no voy a poder catar ninguna (extraño, la sidra no me gusta y sin embargo la echo de menos).

¡A pasarlo bien! ¡Un abrazo fuerte para tod@s!

lunes, 19 de noviembre de 2012

Y la luz se hizo


Mi aventura con el árabe empezó a lo grande: conseguí un libro que te enseña el alfabeto, me propuse aprenderme un par de letras cada día, y hete aquí que en un mes sabía escribir.

Obviando el hecho de que el alfabeto árabe (también llamado alifato, tomando el nombre de la primera letra, alif) es mucho más fácil de lo que parece, me envalentoné y me di a la tarea de aprender vocabulario y gramática. Ayudándome de esta página escribía palabras varias, leía expresiones, hacía ejercicios, y no me iba mal… pero estaba en España, y no tener la necesidad de utilizar el idioma me permitía ocultarme a mí mismo la terrible verdad: tan pronto como cerraba el cuaderno, todo lo aprendido se desvanecía.

Después vine aquí. Se me hizo claro que mi árabe, más que escaso, era nulo, y me puse a estudiar más en serio… con idéntico resultado. Aún no puedo decir si la gramática de este idioma es fácil o difícil, pero está claro que no se parece en nada a la del nuestro; el vocabulario me entra por una oreja y se va por la otra, la pronunciación es un sarao de vocales largas y cortas, de sonidos guturales y nasales, de aspiraciones y cierres de la glotis (un órgano que creo no haber usado nunca hasta llegar aquí), los verbos funcionan como quieren y cuando quieren y, para colmo, aun conociendo el abecedario no puedes leer, porque las vocales no se escriben.

Tras varios libros, CDs, tándems y cuadernos me rendí a la evidencia: necesitaba un maestro.

Pero claro, ponte a buscar un curso de árabe en la Libia de la posguerra; no abundan precisamente, y los que hay son por la tarde… que es cuando yo trabajo. Los meses pasaban, las puertas se cerraban una tras otra, mi árabe mejoraba al ritmo del castellano de este prohombre… podéis imaginar mi zozobra, las noches sin dormir, el vagabundeo por las calles de Trípoli en busca de un docente cualquiera, las penosas borracheras a base de zumo de pera y cappuccino…

Hasta que se hizo la luz. Y la luz se llama Luciano.

Y tiro porque me toca


Los lo juro, aquí la gente no para de casarse. He estado en otra boda.

Fiesta del cordero, preparativos


Os aviso desde ya: me perdí el Aid Kabir. Es una fiesta muy familiar, se celebra en el campo, y además conlleva mucho trabajo (despellejar y trocear el cordero los hombres, cocinarlo las mujeres), con lo que un invitado ajeno a la familia (y encima sin coche propio) es más un estorbo que otra cosa. Durante un par de días parecía que la familia de Hamza iba a celebrarlo aquí, en la Calle Blanca, con lo cual podría haber visto al menos la misa y el sacrificio (ya, suena un poco morboso, pero qué queréis, tengo que ver de todo), sin embargo al final se fueron al campo, así que me quedé sin ver la sangre. 

Eso sí, fui con Hamza y su padre a comprar el cordero.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Fiesta del cordero, precuela


Hace dos semanas fue la Fiesta del Cordero, el Aid Kabir, la Fiesta Grande. Enterarme de sus motivos, ritos y todo el largo etcétera ha sido arduo a más no poder y, me temo, en parte infructuoso; lo que quiero decir con esto es que, si bien me he hecho una idea general de los cómos y los por qués, me han quedado también muchas lagunas de información sin rellenar, así que, si se me olvida puntualizarlo, podéis dedicaros vosotros mismos a intercalar una buena cantidad de “creo”, “supongo” y “ya me enteraré mejor” entre las afirmaciones que os vaya haciendo.

Ascazo, primo


Voy a sumarme a la iniciativa de Iván, que hace poco quiso evitar una excesiva idealización de la ciudad que describe en su blog, para lo cual le dedicó una entrada a las cosas que le tocan la moral. Tampoco en Trípoli es todo éxtasis y maravilla y, aunque asumo que el disgusto se asocia al gusto, siempre hay cosas que preferiría mandar a tralara, tralara.

Abushagur me quiere gobernar


17 de octubre

Abushagur, flamante nuevo presidente de Libia, se dio pronto a la tarea de formar gobierno. Le costó varias semanas y dos ultimátum del congreso lograrlo, pero al final lo consiguió, presentando un gabinete formado por… ¡veintiocho personas! No tengo muy claro cuántas gastamos en el gobierno de España, pero creo que no llegan ni a veinte. ¿Para qué tanto, pues? Yo me lo preguntaba también, así que me puse a investigar, y me he hecho una pequeña composición de lugar.

martes, 30 de octubre de 2012

Manejando los votos


Todo el universo mundo pensaba que en Libia se impondría un gobierno islamista: lo creían los expertos, los aficionados, y lo creía yo mismo. Al fin y al cabo, la sociedad libia es conservadora en extremo (siempre generalizando), y la palabra secularización se usa como un insulto entre los políticos de aquí. Pues bien, como suele pasar a veces (si es que algo puede soler pasar a veces), el pueblo dio la sorpresa.

Buscando piso VII


Ahí seguimos, mis dear acompañantes, dale que te pego buscando un hogar. He visto unos cuantos pisos más, sobre todo gracias a que voy asumiendo mejor los métodos de búsqueda libios, es decir, le pregunto a todo quisqui si sabe de algún piso en alquiler; sin embargo, la historia más simpática no se la debo a mi recién estrenada pericia, sino, cómo no, a Hamza.

Que me se saltan las lágrimas


Anoche, yendo con sandalias, me dio algo de frío en los pies. Hoy me he puesto camisa de manga larga, y hasta han caído cuatro gotas.

Ha refrescao, ¡li-hamduli-allah!

jueves, 18 de octubre de 2012

Desencanto mundial


Todo lo que pasa, por el hecho de pasar,
ya merece algo de respeto.

 Fortunata y Jacinta,  Benito Pérez Galdós.


Empecé a pensar en esto observando a las mujeres, analizando lo que siento cuando las veo. Me las cruzo por la calle, en la universidad, en el mercado, meneando salerosas las caderas entre las muchas capas de ropa, charrando por el móvil o con sus acompañantas, adornando con un maquillaje excesivo su rostro enmarcado por el hiyab… o las veo solas, meditabundas, comparando precios, o las veo viejas, viviendo al día, esperando ya nada, disfrutando del respeto intocable que, en este mundo al menos, es una ventaja que viene aparejada a la vejez.


Vota, Pueblo, Vota II


El día de las elecciones, Markus y yo despertamos muy alborotados, y es que asistir a los primeros comicios libres en la historia de un país no es algo que ocurra muy a menudo (en rigor debo decir que tuvieron otros hace unas cuantas décadas, pero vamos, para la mayoría del pueblo eso es historia antigua). Desayunamos en el balcón y salimos a la calle.

En la Calle Blanca, la verdad, no se notaba ningún ambiente especial, era un sábado cualquiera. Estábamos a unos treinta y ocho grados, humedad del sudasinparar%, el tostadero de café perfumándolo todo, mi barbero afeitando a la gente, las manos con su tradicional vaso de café… no sé qué esperábamos encontrar un sábado de julio a las diez de la mañana, pero no era aquello.

El café, ¿cómo lo quiere?


Siempre he pensado, y de hecho creo que con razón, que en los países árabes se bebe más té que café; en Libia, debido sobre todo a la ocupación italiana, esa tendencia se invierte, y se toma mucho más café que té, lo cual a mí me viene de perlas, porque el café me gusta mucho más.

Wallahi


Wallahi significa algo así como te lo juro por Dios, aunque creo que literalmente es Dios mío (vale, no sueno muy fiable); por aquí la expresión se oye sin descanso y, como sabéis, no es ni mucho menos la única vez que se echa mano del nombre del creador. Para ilustrar el exceso, me he inventado un diálogo entre dos amigos que se encuentran por la calle, pero sin exagerar ni un ápice, he oído charlas así a puñaos. Wallahi.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Vota, Pueblo, Vota


Escribo a toro pasado sobre las elecciones, y pido perdón de antemano por los errores que pueda cometer, pero es muy complicado, y el árabe no me deja tiempo de estudiar otras cosas (por no hablar de que mi perro se ha comido mi edición de la Guía Electoral). Comenzaré por el principio. 

Buscando piso VI


Sí, dear acompañantes (con el inglés me ahorro escribir queridos y queridas), estamos en las mismas de meses atrás: buscando piso.

La verdad es que llevo en ello más de un mes; no quería comentarlo porque no era materia especialmente chistosa y/o interesante, y también porque estoy hasta los tamarindos del asunto, y temía que me diera la depresión. Sin embargo, ambas circunstancias han variado en las últimas semanas: piso no he encontrado, pero ya me he acostumbrado al asunto y no me agobia tanto, me lo tomo a guasa; en cuanto a lo otro, bueno, Libia en general y Hamza en particular se dan buena maña en teñir cualquier cosa de risas, ojoplatismo o incredulidad. 

Me vuelvo a ir de boda


Hoy he estado en otra boda. A este paso, voy a terminar por recibir las invitaciones con la misma ilusión que en España. Lo bueno del asunto es que, dado que aquí los casamientos duran varios días y que en cada día se hace algo distinto, no he hecho lo mismo que la vez anterior.

En junio asistí a la celebración con los amigos, mientras que hoy he estado en la firma del contrato. Esta se lleva a cabo en una mezquita, y son oficiantes un imam y un juez. Pero bueno, vayamos por partes. 

Ramadaneando IV, la prórroga


Esto está escrito a toro pasado.

La mañana de mi cuarto día de ramadán fue un momento de profunda reflexión, tema: ¿qué ilsr hago con el ayuno? Ya había pecado, pero no me resultaba tan fácil abandonarlo. Por fuerza estaba obligado a ayunar durante la mañana, ya que sería de pésima educación beber o fumar delante de mis alumnos; aparte, me parecía bastante feo llevar una dieta normal y luego cenar con la familia de Hamza. Al final opté por una decisión intermedia: un vaso de agua para desayunar, un vaso de leche y un cigarrillo para comer (lo del cigarrillo es mala idea, pero qué le voy a hacer, soy un adicto), y vida normal a partir de la cena.

Seguí esta dieta todos los días que siguieron, y no me fue mal. Pequé, sí, pero poco, así que espero no haberme ganado una condena demasiado severa en la otra vida.

Volviendo a mi cuarto día, las horas pasaron una detrás de otra, finalmente llegó la hora de cenar y me fui a casa de Hamza, un piso enorme que está a unos treinta segundos del mío. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

44


Cuarenta y cuatro grados. La máxima que hemos tenido hasta ahora. De noche, la mínima oscila en torno a los veinticinco. El viento parece haberse olvidado de dónde queda Trípoli y, cuando se acuerda, viene del desierto, con el aliento oliendo a fuego, o bien del mar, pegajoso y cansino, y sudamos como caballos. Cuando me fui a España, tenía la esperanza de que septiembre sería un poco más fresquito, pero no. El verano libio es largo, y se las trae.
  

Y se fue Markus


En julio, dos días antes de que yo me fuera de vacaciones a España, Markus se fue a Alemania; la diferencia entre su vuelo y el mío, es que el suyo era solo de ida.
  

lunes, 24 de septiembre de 2012

Cuando el pueblo sale a la calle


Hace unos diez días, un nutrido grupo de personas, muy enfadadas con el dichoso tráiler-film-casting-lo-que-sea La inocencia de los musulmanes, se acercó hasta las oficinas de la embajada estadounidense en Bengasi; entre ellos había bastantes extremistas islámicos que, no contentos con protestar, quemaron lo que pudieron y mataron a cuatro personas, entre ellas el embajador de Estados Unidos (vale, es una crónica hecha un poco a la ligera, pero creo que se acerca bastante a lo ocurrido, máxime cuando nadie parece capaz de describir a ciencia cierta lo ocurrido).

En Europa saltaron todas las alarmas: el integrismo islámico se expande con más fuerza que la primavera árabe, con la mezquita hemos topado… yo, que como buen inmigrante en Libia me hice eco del suceso, también estaba preocupado; sin embargo, albergaba la esperanza de que viéramos un efecto rebote, de que semejante salvajada despertara a la gente y al gobierno, y se recondujera la situación por un camino más productivo.

Pues bien, a lo mejor hasta tenemos que darle las gracias a los que hicieron la dichosa peli.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Ramadaneando III, desenlace


En mi tercer día de ramadán me tocaba ir a trabajar, así que tomé mi precauciones y me fui a la cama más temprano, a eso de las tres de la mañana; sin embargo, la cena absurdamente abundante con la que Hamza nos había deleitado no se dejaba digerir tan fácilmente, así que me costó mucho rato dormirme, de hecho escuché la llamada a la primera oración del día, en torno a las cuatro y media, y aún me dio tiempo a apreciar la claridad del amanecer colándose por mi ventana. Al final, me dormí.

Obviamente, no escuché el despertador.

No pasó nada grave, simplemente falté a mi cita con Maria Valquiria y fui a trabajar en taxi quince minutos más tarde. Maria Valquiria, como el resto de los robots de alta generación, tiene un banco de datos en el que se computan las flaquezas y los sentimientos humanos, de modo que, aunque no los comprende, los conoce; por otro lado, dado que ella también está ayunando, sabe que estas cosas pasan. O así lo entiendo yo, de otro modo no me explico cómo es posible que aún siga vivo.

La clase fue un esperpento. Todos estábamos somnolientos y con hambre, pero con energía suficiente para trabajar, así que la cosa iba bien, normal. En un momento dado se quejaron del ritmo de trabajo, vamos muy rápido, estamos ayunando y estamos muy cansados. Cuando les comenté que yo también estaba ayunando, y que llevábamos tan solo dos días en ello, se dejaron de tonterías.

Mientras hacían ejercicios, yo le daba vueltas a la cabeza: ¿quería seguir con el ramadán? Bien es cierto que, hasta el momento, no era tan horrible como había pensado: el hambre no supone un gran problema, la sed, bueno, es llevadera, y lo de no fumar… vale, eso es un asco, pero no es para tanto. ¿Cuál era mi problema entonces? No acababa de aclararme.

La cosa es que no sé hasta qué punto le estoy sacando algún provecho. Sigo las normas, actúo como ellos, ¿aprendo algo? No me entran más ganas de meditar sobre la vida y sus vicisitudes, no me siento más cerca de la cultura libia o musulmana, tampoco más lejos. Se me ha ocurrido que es una buena situación para practicar la meditación zen, por ejemplo, dado que vivo con el estómago vacío y muuuuuuuuuucho tiempo libre, pero ¿es mi estado actual de desequilibrio interior y mono de tabaco el mejor momento para aprender a meditar al estilo oriental? ¿Sin un maestro que me dé un cachete cuando esté a punto de flaquear? Si tengo que confiar en Markus para ese menester, no llegaré lejos, ya ha propuesto un par de veces que nos tomemos alguna libertad…

La clase acabó, y yo tenía una pesada sensación de acabado, de no me apetece. No paré de pensar durante todo el trayecto de vuelta a casa. No es que tuviera mucha hambre, ni demasiada sed, tampoco me apetecía excesivamente fumar, era la idea de no estar sacando nada en claro, era la perspectiva de otras cinco horas esperando a la noche, dejando deslizarse los minutos sin ganas ni posibilidad de dedicarlos a nada, o bien la perspectiva de echarme una mega siesta para anular el día, con lo cual volvería a trasnochar y volvería a llegar tarde al curro. Y todo eso sin una familia, un grupo con el que poder compartir la desidia y las ganas de cenar. Tengo a Markus, pero no solo tiene tantas dudas como yo, sino que se va mañana a Europa y me deja solo frente al ramadán.

Hice algo de compra antes de subir a casa. Me entretuve con lo que pude, pensé un poco más. No acababa de decidirme, pero en algún lugar del interior sabía lo que iba a pasar.

Finalmente, subí a casa.

-         ¿Has pecado? - , le pregunto a Markus.
-         Sí, lo siento.
-         No pasa nada. Yo voy a pecar también – No le di más vueltas. Me puse un vaso de pepsi y me encendí un cigarillo. Dos días y medio. Vaya fracaso más estrepitoso.

Ahora me espera mi ramadán particular. Voy a comer, a beber y a fumar, pero solo puedo hacerlo en el búnker de mi piso, alejado del balcón. No es que me vayan a lapidar si me ven, pero me arriesgo a no tener amiguitos hasta que se les olvide.

Y lo peor… ¿cómo se lo digo a Hamza?

Al final no hizo falta. Esa misma noche me mandó un mensaje:

Hi Juan, how are you? How is ramadan? My mother wants you to have dinner with us tomorrow, ok? Bye.

Es una de las desventajas del pecado, muchas veces le sigue el arrepentimiento.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Ramadaneando II: trama


El segundo día de ramadán amanecí a las tres de la tarde, con muchas ganas de fumar y un poco de sed. Cinco horas delante de mí, y la misma sensación de no querer hacer nada salvo lo prohibido. Pintaba mal.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Personajes de la Calle Blanca: Ahmed


Ahmed no es libio, es sudanés; tendrá cincuenta años, y es de las personas más simpáticas y bondadosas que he conocido en mi vida, con un punto de inocencia que, de tan tierno, da hasta un poco de pena. Hablo con él casi todos los días, ¡me apetezca o no!, y cada día me sale con algo nuevo.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Ramadaneando I, introducción


Jueves. Markus y yo nos hemos propuesto ayunar como dos musulmanes más. Bueno, no tanto, él se va a Europa en tres días y yo en siete, pero bueno, algo es algo. Hasta la noche no sabremos si el ramadán empieza al día siguiente o al otro, así que tomamos precauciones y nos vamos con el Doctor Ahmed a comernos la pizza más grande y más grasienta de Trípoli.

A eso de la una estamos sentados en el balcón de casa, y esperamos noticias del doctor: ¿habrá que ayunar a partir del amanecer? ¿Tendremos un día más de asueto? También repasamos si tenemos suficiente comida, agua y leche, lo cual es una pregunta absurda, ya que cualquier día podremos bajar a la tienda a las tres de la mañana… suena el móvil. Ambos estamos repletos de anticipación, nerviosos, y… en efecto: tomorrow, guys, ramadan kareem!

Killing in the name of


Supongo que os habréis enterado todos: el martes once de septiembre una turba muy enfadada atacó el consulado de los Estados Unidos en Bengasi, con el resultado de cuatro estadounidenses muertos, entre ellos el mismísimo embajador. Piedras, pistolas y fuego, muertes, y todo… ¿por una película?
  

lunes, 10 de septiembre de 2012

Tabuna


Han pasado meses desde mi primera tabuna; en este tiempo he comido bastantes más, y me veo capacitado para explicaros en qué consiste este plato tradicional libio, el kebab de por aquí.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Ramadán


21 de Julio

Llegó el ramadán. Como buen libioide, he decidido intentar cumplirlo a rajatabla, intención en la que, por suerte, Markus me acompaña. Voy a explicaros primero a grandes rasgos en qué consiste esta hermosa tradición.

El retonno


Queridos acompañantes, hace unos días volví a Libia. Fue deshacer la maleta y me asaltó una sensación muy familiar: la de no haberme ido. Me ocurre cada vez que vuelvo a un lugar, el sitio que acabo de dejar se cubre de niebla, se paraliza en una foto casi color sepia, y mi cerebro se resetea, se reubica, es como si tuviera un desfragmentador de contexto.

martes, 17 de julio de 2012

Nos leemos


Queridos acompañantes, he de confesaros que, durante las últimas dos semanas, una conjunción de circunstancias atenúan mis ganas de escribir: me refiero sobre todo a las ganas locas de vacaciones que tengo, y a esa deliciosa oscilación de temperaturas entre 25 y 44 grados que nos gastamos por aquí, dos detalles que, cómo decirlo, alteran mi equilibrio emocional.

To do in Espain


No me entendáis mal: aquí se está muy a gusto y, pese a que me voy acostumbrando, cada día me reserva todavía alguna sorpresa, alguna historieta, algún futuro recuerdo; sin embargo, la intensidad de las cosas va pesando, los días largos, el no querer parar, el apuntarse a un bombardeo. Tened en cuenta los siguientes factores:

  1. País nuevo (y no uno cualquiera)

  1. Trabajo nuevo (con Maria Valquiria de jefa)

  1. Idioma nuevo (sin comentarios)

Es por estas y otras cosas que sí, estoy muy a gusto, pero tengo muchas ganas de vacaciones. Y tengo una laaaaarga lista de cosas que pienso hacer en la madre patria:

viernes, 6 de julio de 2012

Coge tu sombrero y póntelo


22 de junio

Hace un par de semanas, un alumno me propuso que fuéramos a la playa, y muy contento le dije que sí; sin embargo, al día siguiente Maria Valquiria preguntó si nos apetecía ir a Sabratah, así que llamé a mi alumno y le pedí que lo dejáramos para el viernes siguiente. El viernes siguiente pasó, y el siguiente, y no hablamos más del tema; aunque mi alumno se comportaba con normalidad, temí que se hubiera ofendido, así que el miércoles pasado le pregunté si aún le apetecía que fuéramos a darnos un chapuzón.

Compatriotas


El otro día entré por primera vez al complejo Shishat Maqlubat, Las botellas del revés, con la sana intención de verlo por dentro, así como de visitar una agencia de viajes, a ver si me ofrecían buenos precios para viajar a España; iba yo viendo una librería por aquí, un banco por allá, cuando pasé frente a una pequeña cafetería, y una música melodiosa acarició mis oídos:

-         Que no, que no ponen la mano así, la ponen así.
-         ¿Y qué significa?
-         Yo qué sé, pero lo hacen mucho.

Español. Español de España, el glorioso idioma de Cervantes, Quevedo, Lorca y Belén Esteban. Por primera vez en tres meses. Me quedé mirando embobado.

Me voy de boda


Para Laura y Francisco, cuya boda, por desgracia, seguramente me pierda.

El verano ya está aquí, y con él os habrán llegado, estoy seguro, una multitud de bodas: bodas de amigos, vecinos, compañeros de trabajo, familiares... supongo también que os encantaría poder escaquearos de alguna, poder evitar el sobre, el traje nuevo, la comilona, el desplazamiento… no me odiéis, pero yo estoy en la situación opuesta: me invitaron a una boda, y estaba deseando ir.

Debate inesperado

Mis clases tienen un descanso de quince minutos. Dedico ese tiempo a evadirme un rato del mundo, en un rincón de la universidad que comparto con una familia de gatos, o me acerco a los alumnos y charlo un rato con ellos. A esto último me dedicaba hace un par de semanas, cuando tuve una conversación que me dejó bastante sorprendido.

Aladin es un chico de veinticinco años, muy simpático e inteligente. Luce una barba bastante poblada y sin bigote, y está empeñado en jugar conmigo al ajedrez, cosa que aún no hemos hecho. Me suele preguntar mil cosas, ya sobre las clases, ya sobre Europa, ya sobre lo que opino de Libia. El día en cuestión, nuestro tema era la navidad, y Aladin me planteó una pregunta que derivó en la cuestión religiosa:

Los muertos de Trípoli


9 de junio

Lo más interesante de los viajes es ver cómo vive la gente en los sitios que visitamos; sin embargo, no lo es menos descubrir cómo se conducen con la muerte, cómo tratan a sus muertos. Es por esto que me gusta visitar cementerios allá donde voy, no es una prioridad, pero si tengo la ocasión, suelo hacerlo.

La Calla Blanca


Vivo en la calle La Blanca. Es el nombre de una ciudad del este, una de las que primero se alzaron contra Gadafi. Voy a presentaros una radiografía del sitio.

Noches de boda


12 de junio

Son las doce de la noche, se acaba el martes. Estoy en la cama, padeciendo la primera noche de calor de verdad; llevo media hora leyendo, y ya las sábanas están empapadas, una marca pegajosa de sudor señala dónde ha reposado mi cuerpo, mi cabeza. Los mosquitos comienzan a dar señales de vida, pienso en el repelente XXL que me compré en España y espero que funcione.

Los vecinos de abajo juegan a las cartas, el olor a tabaco y hachís sube hasta mi ventana, se ríen, el tunecino enseña árabe a los turcos a voz en grito, cada carta mostrada es un golpe sobre la mesa. Intuyo que me espera una larga noche. Aún no sé cuánta razón llevo.

viernes, 29 de junio de 2012

Decisiones


Decisiones, la vida es una sucesión de ellas. Continuamente nos encontramos frente a dos o más puertas, escogemos una de ellas, las otras se cierran, a menudo para no abrirse nunca más. ¿De segundo carne o pescado? ¿Ciencias o letras? ¿Derecha o izquierda? En mi caso, desde hace semanas veo que tengo que tomar una decisión trascendental. A ver qué opináis. 

martes, 26 de junio de 2012

Señor, quiero casarme con su hija


Las bodas en Libia. Todo un mundo. Dudo mucho que pueda llegar a conocer todos los entresijos, curiosidades y tipos de noviazgos y matrimonios que, según parece, se dan por aquí. Sin embargo, algunas informaciones ya he logrado recopilar, así que, como el tema es jugoso, aquí va una primera entrega: la pedida.

lunes, 18 de junio de 2012

Show me the money


A los libios les encanta llevar cosas en la mano. Ir por la calle sin llevar el móvil, las llaves del coche, un papel o cualquier otra cosa, no sé, es como no ir por la calle. Mires donde mires verás hombres con cosas aferradas entre los dedos, y lo que más a gusto llevan, cómo no, es el dinero.

miércoles, 13 de junio de 2012

Por parroquias

Durante los primeros días que pasé aquí, un detalle me intrigaba sobremanera: hacía mucho tiempo que no llovía, según me dijeron, pero yo entraba a cualquier edificio y me encontraba charcos; charcos en las tiendas, charcos en la universidad, pisos con charcos y con el barrillo que resulta de pisarlos. No encontraba explicación, pensaba en gente derretida por el calor, en alguna costumbre misteriosa consistente en fregar los suelos a medias, en sistemas anti-incendios con vida propia… la respuesta, sin embargo, era mucho más sencilla, y estuvo todo el tiempo delante de mis narices, pero hasta que conocí al doctor Asem no fui capaz de encontrarla.
 
El doctor Asem es profesor de inglés en el departamento de idiomas de la universidad privada de Trípoli, y no es que le conozca mucho; en mi segunda semana aquí me lo presentaron, me deseó suerte, y ahí terminó nuestra relación. El asunto es que al día siguiente volví a verlo, en una situación que no me esperaba.
 

lunes, 11 de junio de 2012

Este pueblo es una ruina


2 de junio

Libia, como tantos países del Mediterráneo, tiene una historia larguísima; de hecho, su nombre es uno de los más antiguos que quedan, usado ya por los griegos y, después, por los romanos. Al parecer procede de sus primeros pobladores conocidos, la tribu de los Libu, tras los cuales han vivido aquí fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, vándalos, árabes, turcos, españoles e italianos, citando de cabeza.

A una hora en coche, dirección Túnez, se halla la pequeña ciudad de Sabratah, fundada por los italianos hace casi cien años en el emplazamiento de la Sabratah original, próspera ciudad Fenicia primero y romana después. Bueno, pues Maria Valquiria propuso hacer una visita turística, y ayer estuvimos allí. Fue un viaje de lo más guiri, así que hice todas las fotos que pude con mi querido Samsung Galaxy, lo cual no fue nada fácil, ya que cuando aprieta el sol no se distingue nada en la pantalla, así que tengo que fotografiar de oído. No he quedado muy contento con el resultado, espero que os gusten.

Radio Patio

Cuando llegué a Trípoli, los tres pisos de mi bloque estaban recién pintados y vacíos; en un mes los habíamos llenado. No creo haber comentado que mi casero (os acordáis, ese señor que se fue a veranear a Sodoma y volvió escaldado) es el dueño de todo el bloque. Le llamaremos Mister Freddy, en honor al cantante de Queen, con el que tan bien se habría llevado.

jueves, 7 de junio de 2012

El despegue de Ray


Ayer se fue Ray Bradbury, escritor que no solo me encanta, sino que es el origen del nombre de este blog. No puedo dejar de estar triste, aunque me consta que ahora viaja feliz por el espacio, por ese universo del que habla como si fuera el patio de su casa. Buen viaje.

lunes, 4 de junio de 2012

Mamá, de mayor quiero ser milicia


El levantamiento popular contra Gadafi, la posterior guerra civil, y la derrota del régimen, han tenido varios protagonistas claros: vaya por delante el pueblo libio, digno de elogio; la OTAN, claro, sin cuyos bombardeos es probable que el “amigo excéntrico de occidente” siguiera en el poder; por último, los más visibles, aún hoy: los milicianos.

domingo, 3 de junio de 2012

Hablando por los codos


Mis queridos acompañantes, me llena de orgullo y satisfacción deciros que empieza a notarse una progresión en mi árabe; después de mucho esfuerzo y de tirar la toalla varias veces, he completado mi primera conversación improvisada, no limitada a cómotellamasdedóndeerestegustalibia, y puedo decir, con alegría y vanidad desorbitadas, que, lingüísticamente hablando, he pasado de completa nulidad a idiocia manifiesta.

martes, 22 de mayo de 2012

El viento trae la voz de Dios

El verano se acerca, y nos avisa con un sol cada día más lento, cada día permaneciendo un par de minutos más en el cielo. Ya no vuelvo del trabajo por la  noche, ahora podemos salir al balcón, encender un cigarro, y ver cómo se oscurece nuestro callejón, y cómo, justo antes de que los rosas y naranjas del cielo se vuelvan grises, el viento nos trae la Voz de Dios.

Hamza se va de viaje

Hamza ha estado un par de semanas fuera del país. Tiene un hermano viviendo en Grecia, así que se ha ido a visitarle. Para mí, como podéis imaginar, ha sido un fastidio, pero, como también podéis imaginar, ha vuelto cargado de ocurrencias.

Creo que podemos considerar este viaje como la primera experiencia europea de Hamza. Cierto que había estado antes en Malta (media hora de avión desde Trípoli), pero allí viven tantos libios, y el idioma maltés se parece tanto al árabe, que aquí hablan de Malta más o menos como hablan de Túnez o Egipto. Así que sí, digamos que Hamza no había pisado nunca antes suelo europeo.

Ha vuelto fascinado, y también fastidiado. Pasemos primero por la fascinación, por algunas de las cosas que nos fue contando a Markus y a mí el día que volvió y se pasó por casa:


viernes, 18 de mayo de 2012

En la azotea


Cuando vi el piso y descubrí que se podía subir a la azotea sin problemas, me alegré mucho. Pensé instantáneamente en sillas y mesas de plástico, desayunos al sol, cenas tomando el fresco en verano… luego empecé a vivir aquí, y he de decir que no he subido mucho a la azotea, básicamente solo para hacer un par de fotos, fumarme un cigarro y bajar. Pero claro, hay cosas que es mejor hacer en compañía, y tampoco me lucía mucho la idea de cenar yo solo con tanto aparato, y pensaba: “cuando venga Markus, ya subiremos y montaremos algo”. Bueno, Markus ha llegado, y sí, hemos subido a la azotea.


Happy Birthday


El otro día fue mi cumpleaños, y tuve un único regalo, merced a la tía de la prometida de Abdul. En fin, una foto vale más que mil palabras:



Diga treinta y tres II


Jueves 10 de mayo, Día 2

Nos reunimos a la misma hora y en el mismo lugar, vamos al hospital a recoger los resultados de las radiografías, así como un volante para que nos tomen muestras de sangre en otro lugar: no tenemos suerte. Al parecer han encontrado algo sospechoso en la radiografía de Silke, y como el médico no ha llegado (solo son las nueve de la mañana, qué queremos), no pueden permitirle seguir con el chequeo. Como tenemos que hacerlo todos a la vez, ninguno sigue adelante, lo dejamos todo para el tercer día, que, dado que hoy el jueves, tendrá que esperar hasta el sábado.

Por el camino a casa le decimos a Silke que no se preocupe, que seguramente un enfermero ha estornudado en su radiografía, y ha dejado así las sombras extrañas que aseguran haber visto en sus pulmones. De cualquier modo, nos quedamos un poco acongojados. En fin, a ver qué pasa el

Diga treinta y tres


Esta semana hemos tenido que hacernos un chequeo; la típica revisión que se hace en todos los trabajos, con el añadido de que, en caso de descubrir que padecemos alguna enfermedad contagiosa, no nos renuevan el permiso de residencia. Como podéis imaginar, esta formalidad, que en España te ocupa una hora (bueno, en Valencia toda una mañana, pero eso es un caso especial), en Libia te cuesta varios días.

martes, 15 de mayo de 2012

Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?

En Trípoli hay un ejército que no utiliza armas, pero que no las necesita. Su número es alto, su visión, imponente, sus cotidianos desfiles, imparables. Es el ejército de las bulminas, el ejército de los autobuses urbanos.

Y llegó Markus

El otro día llegó el que será mi compañero de piso y de trabajo durante, al menos, diez meses. Se llama Markus, es alemán y parece bastante majo.

No tomarás el nombre de Dios en vano

Un día conversaba con un amigo italiano y uno sueco (ciao Totti, hi suecs); el italiano y yo decíamos que los insultos y tacos en general son muy fuertes en castellano o en italiano, mientras que en sueco, en las lenguas germánicas en general, son más bien flojillos (ya, igual no es un tema de conversación que lleve muy lejos, pero qué queréis, somos así).

Consideraciones Cibernéticas

Lo primero, disculparme por esta larga ausencia, en estas dos semanas han pasado muchas cosas, desde un montón de trabajo (se acaba un curso y empieza otro, y mi jefa, Maria Valquiria, tachó la palabra improvisación hace mucho de su diccionario), hasta la llegada de mi compañero de piso. La vida, sin embargo, sigue su curso, y sigue apareciendo material apto para las crónicas libianas.

Lo segundo: muchos me habéis dicho que no podéis haceros Acompañantes del blog si no os abrís una cuenta; bueno, esto es cierto, pero digo yo: ¿por qué no os abrís una cuenta? No es más que una cuenta de correo electrónico, y hoy en día viene bien tener varias, una para lo personal, otra para lo profesional, y otra para el o la amante.

Por otro lado, si sois alérgicos al e-mail, también os digo que no os hace falta cuenta ni cédula papal alguna para leer el blog y hacer comentarios, así que valor, y al toro. Me hace ilusión veros como seguidores del blog cuando llego al ciber, pero no es algo imprescindible, si es que no podéis o no queréis hacerlo.

Y esto es todo lo que quería decir. La dirección agradece su visita, y pide disculpas por cualquier molestia que hayan podido padecer. Ahora, a colgar crónicas.

viernes, 11 de mayo de 2012

Primer Día del Trabajo en Libia


Hasta este año, Libia era el único país del mundo (dicho sea esto a la ligera) que no celebraba el día del trabajo. No deja de ser curioso, ya que durante más de cuarenta años ha sido una república socialista. El caso es que este año se han incorporado a tan simpática tradición, lo cual me ha permitido tener una semana con dos domingos. Y, os lo aseguro, ha sido un día de lo más productivo.


viernes, 4 de mayo de 2012

Obra cerrada por obras


Libia, como todos sabréis, acaba de derrocar a un dictador, y se enfrenta ahora al reto de abrirse camino hacia un sistema nuevo, que garantice libertad y prosperidad al pueblo. O algo así.

La sensación general aquí, sin embargo, es la de que el camino está tan lejos, que ni siquiera tiene uno intuiciones que le conduzcan en su dirección. Y digo en serio sensación general, no hablo de la sensación de un extranjero que, acostumbrado al espejismo de libertad de decisión que son las elecciones y las instituciones democráticas actuales, se encuentra con un país en construcción y no sabe por dónde puede uno meterle mano, no; hablo de la sensación de Hamza, de Abdul, de Mohamed, y de gente diversa con la que hablo por la calle. Nadie tiene ni la más remota idea de si esto irá a mejor, ni de cómo puede hacerse para que, sea como sea, vaya.
  

martes, 1 de mayo de 2012

Sexo


El Islam, como tantas religiones, tiene sus normas con respecto al sexo, y estas normas, como en tantas religiones, son bastante restrictivas. A esto se suma la sociedad, las tradiciones propias del pueblo, tengan que ver o no con la religión.


lunes, 30 de abril de 2012

La aventura de la Manilla

Por favor, si alguien tiene el mail de Indiana Jones, que me lo pase. Desde que me instalé en mi piso tengo un problema: la ventana del cuarto de baño no tiene manilla que la abra o la cierre. Vivo sin vivir en mí, con un excusado ya hiperventilado, ya cerrado a cal y canto, dependiendo de la estación. Y claro, en Libia, las cosas de palacio, de piso, de choza, de lo que sea, van despacio.


domingo, 29 de abril de 2012

Hamza y la teoría de la evolución


Me estaba explicando Hamza que Adán tuvo tres hijos: de uno descienden los árabes y los judíos, de otro los europeos y de otro los negros. Seguimos hablando, y no sé qué le digo que me pregunta: “imagine, where the black bibel (people) come?”. Le digo: “I don’t know, from the monkeys?”. No os hacéis idea del ataque de risa que le dio: “from the monkeys? How from the monkeys?”. Le contesto que todos venimos del mono, y se ríe con más fuerza: “¿del mono? ¿Estás loco? ¿Cómo vamos a venir del mono?”, y yo “pues por la evolución”, y él “¿pero qué evolución?


A ver, Hamza, entonces, ¿cómo fue? ¿Dios creó a Adán y a su mujer, y todos venimos de ahí?”. “¡Pues claro! ¿Cómo si no?”.


jueves, 26 de abril de 2012

Mujeres


Hablar de las mujeres en Libia no resulta fácil. Lo primero, porque apenas hablo con alguna, y lo segundo… bueno, ya veréis.


martes, 24 de abril de 2012

Yo tenía una casa en África


Yo tenía una casa en África, y la casa había que limpiarla. Y entonces descubrí que en Libia no se limpia como en España.


Primera salida de Trípoli


El viernes pasado Hamza me llevó de excursión. El plan era ver un palacete del siglo catapún situado en la costa, y luego ir a comer a Homs, una ciudad que, al parecer, conserva un bonito casco antiguo. Como podéis imaginaros, me puse muy contento, porque como de momento solo libro un día a la semana en el trabajo, y los medios de transporte libios te condenan a tener coche o no viajar, no he tenido (ni tengo) muchas expectativas de conocer otras partes del país; sin embargo, mi alegría fue prematura, ya que no tuve en cuenta el carácter libio, ni las numerosas enseñanzas que en mi tiempo aquí me ha sido dado recibir. El hombre es el único animal que bla, bla, bla.


Not born to be wild


21 de abril

Hamza vendió su vespa hace poco; era vieja, y demasiado pequeña para su gusto. Sin embargo, dice que un verano sin moto no es verano, así que hace unos días se pasó por un taller canijo y rodeado de aguas fecales que tenemos por el barrio, y pidió que le sacaran la moto más gorda que tuvieran. Efectivamente, contaban con un monstruo de 750 c.c., que Hamza se apresuró a adquirir. Ayer me llevó a casa en su nueva maravilla, a la fuerza. Fueron los cinco minutos más terroríficos desde que vivo aquí, y recordad que todas las noches hay disparos y hogueras.


Quemando rueda


9 de abril

El pasado jueves Hamza me llevó a ver una de las principales atracciones de la juventud libia: consiste en ir a un gran aparcamiento cerca de la Plaza de los Mártires (antes Plaza Verde, está en la antigua entrada por mar a la ciudad), y ver cómo la gente hace trompos con el coche. Mientras aparcábamos, Hamza me dijo: “a lot of bad guys. You will like it”.


Harto de barrer


No dudo que vivir cerca del desierto tiene su encanto, y el día que esté en un todo terreno subiendo y bajando dunas, me alegraré mucho de tenerlo al lado; hoy, sin embargo, puedo asegurar que estoy hasta el moño de la arena, y llevo menos de un mes en el piso.

Karlos Hamziñano


17 de abril

Hoy Hamza me propuso hacer cena libia en mi casa. Planazo, como podéis imaginar, así que nos fuimos a hacer la compra al mercado, y luego a cocinar. Un poco por cambiar, y un poco en honor a Amavis, a la que le gusta comer a dos carrillos, haremos una entrada a modo de receta.



De noche mandan las pistolas


12 de abril

Cae la noche sobre Trípoli: farolas que emiten una luz exagerada, hombres fregando la parcela de acera que ocupa su tienda, y disparos. Los disparos son a la noche de Trípoli lo que los ladridos, los camiones de la basura y las motos son a la de España: aparecen cada noche. Aparecen cada noche y molestan, o asustan, o ni siquiera los oyes porque te has acostumbrado.

El actor secundario Abdul


18 de abril

Al poco de llegar aquí conocí a Abdul, pero no ha sido hasta hace unos días que he pasado un tiempo con él. Fue el sábado, cuando Hamza y yo le llamamos para ir a tomar un café, el típico café libio de las nueve de la noche. Hamza le aprecia mucho, y ya me había dicho varias veces que tenía que quedar con él. Desde entonces nos hemos visto casi cada día, y es una de las personas más particulares que he conocido por aquí.

domingo, 15 de abril de 2012

¿Te asusta conducir?


Lo primero, lo primerísimo que el viajero ve con claridad al llegar a Trípoli, lo que antes aporrea el entendimiento, lo único que es imposible no comprender, es que conducir aquí es una pequeña aventura que no está al alcance de todos. El que haya estado en Roma sabrá que allí se manejan los coches de manera distinta, más salvaje de lo que se acostumbra en España. Pues bien, al lado de Trípoli, Roma es un parque de seguridad vial.

viernes, 13 de abril de 2012

Sandstorm


El día precedente a la batalla final por el control de la tierra media, una columna de humo se alzó desde el este, desde las tierras de Mordor donde reinan las sombras, y el humo se extendió por el cielo hasta cubrirlo, y durante tres días no hubo amanecer.

Algo así es una tormenta de arena. Se da cuando sopla el viento desde el desierto, lo cual aquí puede ser desde el este, el oeste o el sur, prácticamente. Comienza como un viento fuerte, un viento parecido al levante, el que te vuelve loco. En un momento dado, el color del aire parece cambiar, es algo muy sutil, y solo se nota de manera animal, sin ser realmente consciente de que algo ya no es como era hace un instante.


Recíclame si puedes


En Marzo de 2012 yo era un hombre relativamente concienciado. No había dejado de viajar en avión, por ejemplo, pero antes habría permitido que me descuartizaran con cuatro caballos de Atila, que ir a comprar sin llevar mis bolsas de tela. Había dejado de comprar yogures, bollería industrial y otra serie de cosas, porque llevan interminables e innecesarios envoltorios de plástico y cartón. Procuraba consumir solo las frutas y verduras de la zona en la que vivía, para evitar así las emisiones de dióxido de carbono que provoca el transporte. Mientras tuve coche, lo conduje poco, y, por supuesto, en mi casa se separaba la basura, con la meticulosidad propia del que separa cabello y piojos en las cabezas de sus adorados hijos.



Por qué no hago fotos


Esta es una entrada ajena al tema del blog. Dado que muchos habéis expresado vuestro deseo de que suba fotos, me parece apropiado dedicarle un momento a explicar mi protocolo de actuación al respecto.

Vaya por delante que habrá fotos, no lo dude nadie, a mí también me gusta verlas y entiendo que a los demás les ocurre igual. Dicho esto, debo decir que hace ya años que decidí hacer ninguna o muy pocas fotos en mis viajes, decisión un poco tonta para algunos, pero que sigo casi a rajatabla. ¿Por qué?

martes, 10 de abril de 2012

Nociones básicas de árabe


El otro día me dieron mi primera lección de árabe. ¿He contratado a un profesor particular? Nop. ¿Voy a alguna academia? Nop. ¿No se os ocurre? Mi primera lección de árabe, como no podía ser de otra manera, me la dio Hamza.

Quedamos en su calle a tomar el té, pero primero pasamos un rato en la tienda de maletas de su amigo Naji; Naji no habla ni papa de inglés, así que me obliga a utilizar el poquísimo árabe que chapurreo, y estaba yo intentando decirle precisamente “yo estaba”, cuando Hamza perdió la paciencia: “do you have a paper?” “Yes” “You come with me”.

lunes, 9 de abril de 2012

Maqueando el piso II


5 de abril

A las cinco de la tarde me encuentro con Mohamed en la entrada de la universidad. El plan del día es comprar una cocina. Subo al taxi, ambos nos encendemos un cigarro, nos preguntamos qué tal, contestamos, y con eso damos por concluida la conversación hasta nueva orden.

A los diez minutos paramos frente a una mezquita. Antes de que pueda preguntar si ahí venden cocinas, Mohamed me dice: “voy a rezar. Espera aquí”. Como en la versión religiosa de una película de gangsters, mantengo el coche en marcha para poner pies en polvorosa tan pronto como el rezo haya concluido.



sábado, 7 de abril de 2012

Maqueando el piso I


4 de abril (tras firmar el contrato de alquiler)

Con las llaves en el bolsillo y la mochila bien aligerada de dinares, corro al encuentro de Mohamed. Mohamed es taxista, y suele trabajar para mi empresa. Es un hombre delgado de unos treinta años, muuuuy tranquilo. Siempre tiene aire de ir hasta arriba de hachís, pero ni sus ojos ni su olor delatan que así sea, más bien creo que la calma le viene de fábrica.

Nos subimos al coche dispuestos a la mayor compra de mi vida: mesa, sillas, armario, lavadora, frigorífico, dos camas y una cocina. Veremos.


Operación kebab


Una entrada pequeñita para hablar de gastronomía y también para ilustrar el carácter de mi amiguete Hamza. El otro día me preguntó: “do you like shawarma?” “Yes” “shawarma no good; I show you good stuff”.

En coche, claro está, fuimos a una zona no muy céntrica de Trípoli, cuyo nombre no consigo retener en la cabeza (cuando lo consiga os informaré), que me gusta bastante, está llena (dentro de lo que significa “lleno” por aquí) de cafés, bares y restaurantes, no hay tantos coches como en el centro, y te puedes sentar en un mirador que da al mar (con una autovía en medio, pero bastante abajo).

Allí estábamos, y nuestro objetivo no era otro que probar el kebab libio, la tabuna. Pan de pita, trozos de carne de pollo o de cordero, rodajas de tomate, lechuga y salsa picante. Contundente, muy bueno, además, la carne sabía a algo, no como pasa muchas veces con este tipo de platos.

Pero me estoy adelantando. A la hora de pedir, hamza me pregunta: “what do you prefer, tabuna or burger?” “I try tabuna, of course” “very well. You get tabuna and burger”.

Así que sí, me zampé ambas cosas como pude y me bebí la consabida cocacola. Así es Hamza, ¿para qué comer uno si puedes comer dos?

miércoles, 4 de abril de 2012

Buscando piso V

Queridos amigos, esta historia se acerca a su desenlace final. O eso espero. Ayer por la mañana, después de que el dueño del piso B llamara diciendo gimme more money, Mustafa se puso en contacto con el dueño del piso A, el enemigo acérrimo de los sodomitas sin dinero, el defensor de la moral libia, el adalid de la familia tradicional. Estuvieron gritándose un buen rato, y oh, sorpresa, resulta que nos alquila el piso al precio original. He estado pensando posibles motivos para su cambio de actitud:


  1. Zapatero le ha llamado para explicarle que los gays también somos personas.
  2. Mustafa le ha asegurado secretamente que será bienvenido en nuestras futuras bacanales.
  3. Le he caído muy bien (esta es la que menos posible me parece)

Fúrbol es fúrbol

Ayer me bajé a una cafetería que hay al lado del piso de mi jefa para ver el Barça-Milán. Es una cafetería como la mayoría de por aquí, un cuartito de, quizá, tres por dos metros, con una barra, un refrigerador lleno de latas de refresco y un par de taburetes; la gente pide y se sale a la puerta con su café. En este local en concreto tienen una tele bastante grande orientada a la calle, y siempre emiten los partidos.

Es gracioso hablar de fútbol con los libios. Aquí nunca han tenido buenos equipos, como por ejemplo los de Egipto, que tiene una liga potente dentro de lo que cabe, y ahora por no tener no tienen ninguno, cosas de la guerra. A lo que voy, como aquí no encuentran un equipo al que aficionarse, pues se buscan uno europeo, generalmente español o italiano, y son seguidores acérrimos. Voy a ilustrarlo narrando el partido de hoy.


martes, 3 de abril de 2012

Buscando piso IV


Today

No os hagáis ilusiones, esta no es una entrada tipo “acabo de firmar el contrato y estoy fumándome una cachimba en mi nueva casa”. En realidad, las cosas han dado un giro bien inesperado, o más bien dos.



domingo, 1 de abril de 2012

Buscando piso III


24 de marzo

La ruptura de las negociaciones entre mi frustrado casero y mi empresa ha desatado una pequeña crisis de gabinete; mi jefa, si bien me acoge con gusto, está acostumbrada a vivir sola y no acaba de agradarle tener a un antígeno como yo rondando por la casa. Yo, por mi parte, estoy deseando tener un sitio mío. Y para todos en general es un engorro ponerse a buscar otra vez, ya que llevar a cabo cualquier empresa, en Libia, cuesta mucho tiempo y paciencia.

Por suerte Mustafa recuerda que hablaron con otra persona a propósito de otro piso, menos céntrico pero más grande y barato. El proceso para concertar una cita, comenzando a eso de las once de la mañana, es más o menos el siguiente:



La granja



22 de marzo

Como muchos ya sabréis, en los países árabes el viernes es como nuestro domingo; esto, aparte de implicar que las tiendas cierran, las calles se vacían, y la gente come paella en casa de los padres (bueno, algo parecido), convierte los jueves noche de aquí en los sábados noche de allí: muchísima gente por la calle, cafés llenos, restaurantes llenos, operación salida hacia los pueblos… un despiporre.

Hoy es jueves, ayer apalabré mi primer piso (je, je, je, amarga risa) y me pasé el día de compras con Hamza; como recordaréis, una de mis adquisiciones fue un supermóvil con acceso a internet, pues bien, a eso de las siete mi nuevo amigo me llama y me dice que vaya a su calle con el teléfono, que me tiene que enseñar cómo funciona. Encantado ante la perspectiva de ver seres humanos fuera del trabajo, vuelo hacia allá.



viernes, 30 de marzo de 2012

Buscando piso II



24 de marzo

Estamos citados con el casero a las diez de la mañana. Mustafa no puede venir, así que sólo vamos mi jefa y yo. Esto me preocupa; mi jefa lleva muchos años en Libia y domina entre otras cosas el árabe, pero tengo la impresión de que hay dos problemas:

a)      Los libios negocian de una forma tan suya, que no debe ser fácil para un europeo hacerlo igual.
b)      Mi jefa es mujer, y con las mujeres aquí por lo general no se negocia, más bien se negocia sobre ellas.

Aparte de eso, tengo la sensación de que todo ha sido demasiado fácil; por lo poco que llevo visto, aquí se le dan muchas vueltas a las cosas antes de llevarlas a cabo, y todo ha ido muy rápido. El caso es que llegamos a la oficina de mi futuro casero, que nos ofrece el café de rigor. Nos sentamos, y comienza la negociación.



La primavera se llama Hamza


20 de marzo

Después de ver el piso y acordar que me quedo, tengo algunos gestiones pendientes, gestiones en las que me ayudará Hamza; Hamza es bajito, calvo y regordete, tiene una brillante y redonda cara de niño feliz, y va afeitado salvo por una mosca bajo el labio inferior. Trabaja en el servicio técnico de una institución pública, además de diseñar páginas web y dedicarse a la compra-venta de coches. Un pieza. También va a ser mi vecino. Y mi primer amigo libio.



Buscando piso I


20 de marzo

Vivo de prestado en casa de mi jefa hasta que aparezca un piso en el que me pueda quedar; hoy tenemos cita con el dueño de una inmobiliaria, es el dueño de tres pisos, vamos a verlos y a hablar del precio. El grupo se compone de cuatro europeos y un libio, Mustafa, el asistente de dirección del sitio donde trabajo. Sus funciones van desde la mera administración a la seguramente más importante tarea de tratar con los nativos, que llevan otro ritmo difícil de entender para los occidentales.

Llegamos puntuales a la cita; el futurible casero tiene unos sesenta años, es algo calvo, lleva barba y unas gafas gigantescas de lentes ahumadas. Nos ofrece café, que rechazamos, subimos a ver los pisos, decidimos quedarnos con el de en medio. Hasta ahí bien.



Llegar a Trípoli


Lo primero que verá el viajero que desde Europa llega en avión a Trípoli son las plataformas petrolíferas, color naranja fosforito, con una chimenea llameante anunciándolas también de noche. Ya sobrevolando la costa, la tierra no se diferencia mucho de otros puntos del Mediterráneo, casas bajas o altas acabadas en terrado, olivos, pinos, palmeras, chumberas y huertos bordean carreteras y caminos de tierra.

En el aeropuerto no se puede fumar, pero hay quien fuma, concretamente los trabajadores del aeropuerto, ya sean mozos de carga, aduaneros o policías. Los demás hacemos caso de los carteles prohibitivos.



Primeras impresiones


Para un español, europeo, acostumbrado al catolicismo, a cosas como el alcohol, y a ver mujeres por la calle, es todo un shock llegar a Libia, África, país cien por cien musulmán, donde el alcohol está prohibido y en la calle sólo hay hombres; pero estas consideraciones llegan sólo después, porque al principio la sensación es de curiosidad, sí, pero también de inquietud constante, todo es motivo de duda y de preocupación.

¿Bebo el agua del grifo? ¿Me dará diarrea? ¿Moriré?

¿Entro en esa calle deficientemente iluminada? ¿Me hará alguien algo? ¿Moriré?

Esta inquietud dura poco, porque en Libia, como en tantos otros sitios, se muere con más facilidad que en España, pero no se muere así como así. Los libios (al menos los hombres tripolitanos, que es la parte que conozco y a la que referiré normalmente) son un pueblo sonriente y hospitalario, bromista, perezoso, tranquilo, disfrutan con los extranjeros porque tenemos mucho dinero, buenos equipos de fútbol y mujeres a mansalva, y les gusta acribillarte a preguntas para después llenarte la cabeza con lo suyo, con el Corán, con el té y el café, con lo que comen, con los sitios a los que van de picnic, con los hijos que tienen o que tendrán.

Después de la segunda impresión, la de la calurosa acogida, uno se acuerda de las mujeres, y la euforia se rebaja. Aquí no es que haya sexismo, es que la mujer no existe. Es útil, sí, para parir y para estar en casa organizando la limpieza y las comidas, pero por lo demás se la desprecia de manera brutal, lo más suave que se les dice es que no saben conducir bien.

Tras esta tercera impresión queda claro que no se ha cambiado de mundo. Es un mundo como todos los demás, con cosas buenas y cosas malas, con la diferencia de que este mundo está cambiando, cambia algo cada día, y esos cambios chocan con tradiciones de mil años y con una tiranía de cuarenta, y en medio estoy yo. Os invito a ver lo que va pasando.