Hamza y la teoría de la evolución

Me estaba explicando Hamza que Adán tuvo tres hijos: de uno descienden los árabes y los judíos, de otro los europeos y de otro los negros. Seguimos hablando, y no sé qué le digo que me pregunta: “imagine, where the black bibel (people) come?”. Le digo: “I don’t know, from the monkeys?”. No os hacéis idea del ataque de risa que le dio: “from the monkeys? How from the monkeys?”. Le contesto que todos venimos del mono, y se ríe con más fuerza: “¿del mono? ¿Estás loco? ¿Cómo vamos a venir del mono?”, y yo “pues por la evolución”, y él “¿pero qué evolución?”

“A ver, Hamza, entonces, ¿cómo fue? ¿Dios creó a Adán y a su mujer, y todos venimos de ahí?”. “¡Pues claro! ¿Cómo si no?”.

No es que sea un creacionista, es que nunca ha oído hablar de la teoría de la evolución, ni de Darwin, ni de nada parecido. Se lo pasó en grande con mi ocurrencia, riendo a mandíbula batiente, golpeándose el pecho como un gorila: “¿y por qué no elefantes? ¡Somos todos elefantes!”

Discutimos el tema mucho rato, más intensamente cuando se dio cuenta de que a lo mejor yo estaba hablando en serio. Es genial vivir una situación así: uno lleva toda la vida con la certeza de que conoce una teoría científica válida, quizá no definitiva, pero más válida que las anteriores; además, la mayor fuerza religiosa del entorno, la iglesia católica, acepta dicha teoría, aunque diciendo que forma parte del plan de Dios. Entonces llego a Libia, y un tipo que ni siquiera ha oído hablar del tema se ríe en mi cara por las ideas que se me ocurren, y me explica que todo es mucho más sencillo, que Dios cogió un poco de barro, le dio forma y aliento, y de ahí venimos todos.

Un matiz importante: no piense nadie que Hamza es un tipo inculto criado en una cueva, en nuestra discusión hablamos, por ejemplo, de que humanos, monos, ovejas y ratones se parecen mucho, un par de ribosomas de diferencia, por decirlo así; y fuera de eso, ha ido a la universidad y todo lo demás.

Me extrañó mucho de hecho que no hubiera oído hablar de la evolución, así que otro día le pregunté: "do you know Charles Darwin?" "Who?" "Darwin, a scientist. Nunca había oído hablar de él. Así que le pregunté por la teoría de la evolución, y nada, pero explicándoselo cayó en la cuenta: "¿eso de un esquema que parte de un gorila y acaba en los humanos?" "sí", le contesto, "nada", repone él, "mentiras inventadas por los que nos controlan".

Una cosa llevó a la otra y acabamos hablando de ovnis: 

- pero Hamza, ¿de verdad no crees que puede haber otros planetas donde haya vida?

- Claro que hay otro planeta - me contesta -, lo dice el Corán, está el Ims (o algo así), que es donde vivimos, y el Djin, el mundo de los demonios.

- Vale, siendo así, ¿no crees que puede haber otros Ims en otro lugar del universo, creados también por Dios? 

- ¡Claro que los hay! Están aquí, a nuestro lado, lo que pasa es que no son tangibles. 

Así seguimos un rato, sin conclusión posible más allá de la que dicta el Corán.

No sé lo que encontraré cuando hable más con otras personas, pero Hamza lo tiene claro: los antiguos griegos, romanos, egipcios y demás, se extinguieron porque adoraban a falsos dioses y porque hacían magia negra, por ejemplo para construir las pirámides. La magia, además, sigue existiendo y sigue siendo negra, los ovnis ni existen ni pueden existir, etc., etc.

Todo esto me llevó a pensar en el futuro. Ahora mismo todo me es nuevo y me divierte, y me da igual decir que sí a todo y no expresar mi opinión. ¿Cómo será después? ¿Durante cuánto tiempo me parecerá bien que cualquiera tenga razón menos yo? ¿O no será así, y tendré amistades libias que conversen como las europeas, quizá sin dar su brazo a torcer, pero escuchando otras ideas? ¿O directamente me convertiré? ¿Qué pensáis?