Una entrada
pequeñita para hablar de gastronomía y también para ilustrar el carácter de mi
amiguete Hamza. El otro día me preguntó: “do you like shawarma?” “Yes” “shawarma
no good; I show you good stuff”.
En coche, claro está,
fuimos a una zona no muy céntrica de Trípoli, cuyo nombre no consigo retener en
la cabeza (cuando lo consiga os informaré), que me gusta bastante, está llena
(dentro de lo que significa “lleno” por aquí) de cafés, bares y restaurantes,
no hay tantos coches como en el centro, y te puedes sentar en un mirador que da
al mar (con una autovía en medio, pero bastante abajo).
Allí estábamos, y
nuestro objetivo no era otro que probar el kebab libio, la tabuna. Pan
de pita, trozos de carne de pollo o de cordero, rodajas de tomate, lechuga y
salsa picante. Contundente, muy bueno, además, la carne sabía a algo, no como
pasa muchas veces con este tipo de platos.
Pero me estoy
adelantando. A la hora de pedir, hamza me pregunta: “what do you prefer, tabuna
or burger?” “I try tabuna, of course” “very well. You get tabuna and
burger”.
Así que sí, me zampé
ambas cosas como pude y me bebí la consabida cocacola. Así es Hamza, ¿para qué
comer uno si puedes comer dos?
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