Hace ya tiempo, tuve el honor de ser llevado
al curro por un libio en torno a los veinticinco, cuyo nombre nunca llegué a
conocer. Lo que se adivinaba un apacible trayecto desde la universidad pública
a la privada, se transformó rápidamente en un monumento al mal rollo.
viernes, 31 de mayo de 2013
miércoles, 29 de mayo de 2013
Haciendo el bereber III
Nos habíamos quedado organizando el trayecto
hacia la convivencia bereber de Wifat, otra pedanía de Jadu. El encuentro era
uno de los actos centrales de todo el Festival Amazigh, y Omar, el almuédano que se había convertido en nuestro chófer, se ofreció a llevarnos hasta allí y a traernos
después de vuelta.
Cuando llegamos a Wifat, nuestra primera
parada fue la mezquita. Esta vez pasé de preguntar a nadie y entré directamente
con Omar y Karím, me senté al fondo y estuve hojeando un Corán. He vivido para
contarlo.
martes, 28 de mayo de 2013
Bajón lingüístico
Me daba ayer un paseo por el barrio de Ben Aashur,
cuando descubrí una tienda enorme, llena de especias, miel, aceite de oliva y
otras cosas. Como me estaba quedando sin aceite, y el que se produce aquí es
muy bueno (por mérito de la ocupación italiana y sus olivares, a los árabes no
se les ocurrió probar en mil cuatrocientos años de ocupación), me pasé a
preguntar si tenían aceite nacional:
-
La
paz sea contigo.
-
Y
contigo sea la paz.
-
¿Tiene
aceite?
-
Sí.
-
¿Libio?
-
Sí.
-
¿De dónde exactamente?
-
Nueve dinares el litro y medio.
Quiero creer que me tocó un dependiente algo
sordo.
lunes, 27 de mayo de 2013
Diga treinta y tres III
Ya llevo más de un año aquí, y eso se nota,
por ejemplo, en que comienzo a vivir cosas por segunda vez; ya se han repetido
el día de la madre, el día del trabajo, y también mi momento favorito del año: la
revisión médica.
Si os acordáis de cómo me fue la última vez,
comprenderéis que la idea no me hacía especial ilusión. Sin embargo me sometí
dócilmente al duro trance, y, como no hay mal que por bien no venga, tengo un par de
anécdotas que contaros.
viernes, 24 de mayo de 2013
Clandestino
Haced una cosa: ahora que estamos en
primavera, prestad atención a las parejas que veáis por la calle. Seguramente
os crucéis con novios que van de la mano, o se besan mientras el semáforo
cambia de rojo a verde, o directamente retozan por algún césped en medio de un
lote descomunal. Dependiendo del lugar en que viváis, estas escenas serán más o
menos habituales, pero en cualquier caso no serán nada del otro mundo.
En Libia no son nada del otro mundo; son de
otra dimensión.
jueves, 23 de mayo de 2013
Taxi Chat
Tengo con los viajes en taxi una relación de
amor y odio. En general no me gustan, no me gusta pasar tanto tiempo de mi vida
subido en un coche que, debido a los constantes atascos, tarda media hora en
cubrir un trayecto de diez minutos.
Sin embargo, los taxis son también un espléndido
lugar para torturar al personal con mis balbuceos en árabe. Y los libios otra
cosa no, pero sociables lo son un rato.
Así pues, dos o tres veces por semana tengo
prácticas de idioma con un taxista al azar, y, de paso, suelo conocer a
personajes de lo más curioso; es por eso que me he decidido a inaugurar una
nueva sección en este vuestro blog, y espero que os guste.
miércoles, 15 de mayo de 2013
¡Paion, Paion!
Uno de mis primeros recuerdos de Trípoli son
los disparos. Tras el primer paseo por la ciudad, y una sabrosa cena a base de
pescado, estaba yo leyendo en la cama cuando los oí: tiros de ametralladora (o
eso creo, en esa época no era tan experto como ahora).
Aquella noche los disparos, sumados al hecho de que en
torno a las cinco de la mañana un señor me gritaba al oído que Alá es más
grande, me hicieron plantearme la siguiente pregunta:
¿Qué se me habrá perdido a mí aquí?
La llamada a la oración no ha vuelto a
despertarme nunca más, pero los disparos los he oído a diario durante casi un
año, habiéndose reducido mucho en los últimos meses. Ahora bien, ¿a qué tanto disparar? Y lo que es más, ¿dónde acaban tantas balas?
sábado, 11 de mayo de 2013
Medina Qadima
La ciudad vieja.
Sí, Trípoli también tiene, y también es una exótica y mareante maraña de calles
estrechas y vías sin salida, como nos solemos imaginar la parte vieja de las ciudades árabes, o al menos como me la imagino yo.
martes, 7 de mayo de 2013
Saliendo de Málaga
Tras meses de deliberaciones, varios ministerios sitiados y una manifestación “masiva”, el domingo 4 de mayo se votó
la ley que, quién sabe, puede dar un vuelco a la evolución democrática de la
nueva Libia.
El resultado, como era de esperar, no ha
dejado satisfecho a nadie.
lunes, 6 de mayo de 2013
Manifa libiana
Procedo a seguir con el culebrón de la Ley
de Aislamiento Político (PIL), la ley que prohibiría ocupar cargos oficiales a
aquellos que ya los ocuparon durante la era de Gadafi. Nos quedamos el otro díaa las puertas de una masiva manifestación, convocada para el viernes 3 de mayo.
sábado, 4 de mayo de 2013
Orgasmo lingüístico
Hoy he ido a comprarme unas zapatillas, unas
sandalias. Me hacen mucha falta, aquí ya estamos con una mínima de 20 grados y
una máxima de no-lo-digo-que-lloro, y aún es mayo…
En fin, he dado un par de vueltas y no he
conseguido encontrar unas que me gusten y me estén; pero no es de eso de lo que
quiero hablar, sino de una breve conversación en árabe que he tenido en
una de las zapaterías que he visitado.
-
La
paz sea contigo.
-
Contigo
sea la paz, dime.
-
¿Tienes
esta sandalia en una talla menos?
-
A
ver… no. Sí tengo, pero en otro color.
-
¿Cuál?
-
Negro.
-
Ah,
bueno, por qué no.
-
¿La
quieres ver?
-
Dame,
sí, quizás esté bien.
-
¿De
dónde eres? ¿eres sirio?
Se me ponen los pelos como escarpias solo de
recordarlo.
viernes, 3 de mayo de 2013
Lo estamos pidiendo pofavó
Hace un tiempo os hablé de la Ley de
Aislamiento Político. Hasta hoy solo es un proyecto que plantea, sencillamente,
sacar de las instituciones a todo aquel que tuviera algún cargo de
responsabilidad en el régimen de Gadafi.
Como os podéis imaginar, ni todo el mundo
tiene claro que eso sea una buena idea, ni es fácil establecer unos límites:
¿qué se define como responsabilidad? ¿Hay que repudiar a aquellos que,
bajo amenazas, tuvieron que pasar por el aro y colaborar con el régimen? ¿Cómo
se demuestra que hubo tales amenazas?
La medida es de por sí delicada, pero en
Libia no basta con tener una complicación, lo que motiva a la gente es vérselas
con una madeja bien enmarañada. O al menos así lo ven las milicias,
protagonistas (otra vez) de la actualidad política libia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)