El día precedente a
la batalla final por el control de la tierra media, una columna de humo se alzó
desde el este, desde las tierras de Mordor donde reinan las sombras, y el humo
se extendió por el cielo hasta cubrirlo, y durante tres días no hubo amanecer.
Algo así es una
tormenta de arena. Se da cuando sopla el viento desde el desierto, lo cual aquí
puede ser desde el este, el oeste o el sur, prácticamente. Comienza como un
viento fuerte, un viento parecido al levante, el que te vuelve loco. En un
momento dado, el color del aire parece cambiar, es algo muy sutil, y solo se
nota de manera animal, sin ser realmente consciente de que algo ya no es como
era hace un instante.
Llega un punto en
el que ves que en algún lugar del horizonte parece haber un incendio, porque de
allí sube un espeso y amplio velo de humo marrón. Pasada media hora, asumes que
no puede ser un incendio, porque media ciudad estaría en llamas, a juzgar por
el tamaño de la humareda. De repente, ya no es humo, es una niebla coloreada
que oculta edificios, que tiñe el cielo de gris y de marrón, que tapa el sol.
Las tres razas de
bolsas que existen en Libia vuelan a todas las alturas, los carteles se caen y
la gente se pone a cubierto. Los coches van despacio por primera vez desde la
anterior tormenta. La arena se te mete en los ojos, en los oídos, te pincha en
la piel, descubres por qué los tuaregs se visten con esas túnicas y esos
turbantes con una visera tan fina.
Es bonito ver a la
arena bailando en la carretera, dibujando.
Tras un tiempo de
viento gritón, la tormenta se apacigua, y de ella quedan aceras cubiertas de
arena, coches cubiertos de arena, arena cubierta de arena.
Y si has sido tan
poco previsor como yo y te has dejado un par de ventanas abiertas, verás tu
mesa, tu suelo y tu colada igualmente cubiertos de arena.
Wow, todo lo que comentas, me recuerda a mi primera tormenta tropical. El cielo se oscurece, la gente se pone a cubierto, carteles se caen, y se te dejas las ventanas abiertas... pues te puedes imaginar como se te queda la casa.
ResponderEliminarPero al fin y al cabo, estamos más acostumbrados al agua... ver una tormenta de arena, me imagina mucho más impresionante, y más molesta.
Un besito
Katxiri
Hombre, todo tiene su miga, yo recuerdo una tormenta de verano en Consuegra (Toledo), que me puso los pelos como escarpias...
ResponderEliminarYo prefiero las torfresa... juas juas
ResponderEliminarKubrick
Pues yo las odinmentas ... dos tazas!!
ResponderEliminarFord Coppola
Esta fino el cine de culto...
ResponderEliminarPreferiría dos te-tazas...
ResponderEliminarKubrick
Debe ser impresionante estar tan cerca del desierto.
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