Cuando llegué a Trípoli, los tres pisos de mi bloque estaban recién pintados y vacíos;
en un mes los habíamos llenado. No creo haber comentado que mi casero (os
acordáis, ese señor que se fue a veranear a Sodoma y volvió escaldado) es el
dueño de todo el bloque. Le llamaremos Mister Freddy, en honor al cantante de
Queen, con el que tan bien se habría llevado.
Mister
Freddy no quería alquilar los pisos para que viviera gente, sino para que
fueran oficinas, así que disfruto de una maravillosa iluminación: solo en mi
cuarto hay dieciséis tubos de neón, de los cuales, por suerte, puedes
limitarte a encender la mitad. Accionar el interruptor de la luz y sentir
deseos de firmar contratos y revisar la contabilidad es todo uno, dudo si mi
compañero de piso no es quizá mi socio, y es probable que, en lugar de
montarnos un salón, nos montemos una sala de juntas.
Con los
otros dos pisos, Mister Freddy tuvo más suerte, son sendas oficinas. En fin,
iré por partes:
El bajo es
la oficina del propio Mister Freddy, una inmobiliaria. Se trata de una
habitación oblonga, al fondo su mesa, frente a ella seis sillones tapizados al
estilo Art-Ranció, y en el centro una mesita baja. Normalmente está allí
sentado, charlando con gente, no sé si haciendo negocios o comentando la última
operación de fístula de su cuñada, y no digo esto porque sí, sino porque
siempre tiene puesta la tele (en una esquina del techo, como cualquier bar
español), a veces las noticias, a veces algún culebrón turco, muy apreciados
por aquí.
Lo que
Mister Freddy no tiene es un ordenador, y la verdad es que no le pegaría tener
uno: sería tan absurdo verle revisando su correo electrónico como verle
probarse un traje de luces.
Dejemos la
oficina de mi casero y vayamos a la puerta que da acceso al bloque: si subimos
las escaleras llegamos al primer piso, la oficina de una constructora, Blablabla
Constracting. El dueño es un turco de unos sesenta años, suelo detenerme
a charlar con él cuando me lo encuentro, lo cual sucede a menudo porque ha
convertido el descansillo frente a su puerta en su zona de fumadores. En el
poco tiempo que lleva con nosotros ha creado una moqueta de colillas de Malboro
de lo más mullidita, por lo cual le estamos todos muy agradecidos. Creo que
está asociado de alguna manera con Mister Freddy, pero no podría asegurarlo.
Acompañadme
un tramo más de escalera y llegaremos a la siguiente oficina, también de una
constructora, también de un turco. El mismo día en que llegó Markus estuvimos
tomando té en su despacho (justo debajo de mi cuarto, es un poco raro ver tu
dormitorio convertido en oficina, aunque he de decir que la iluminación encaja
mucho mejor). Nos estuvo contando que los kurdos son muy avariciosos, que
Estambul es horrible, pero Ankara estupenda, y otra serie de cosas. Me puse muy
contento porque entendía mucho de lo que decía, hasta que comentó que habla la
mitad en árabe y la mitad en turco, lo cual me dejó bastante confundido.
Esta
oficina, sin embargo, es a la vez un piso en el que vive gente; cuando cae la
noche suelen llegar dos turcos y un tunecino, creo que son albañiles que
trabajan para la constructora, y se la pasan jugando a las cartas y fumando
hachís hasta las tantas. Son un trío curioso: uno de los turcos es alto y
delgado, con cara de pocas luces, mientras que el otro es bajito, gordo y con
bigote, y con cara de ser muy listo; el tunecino, por otro lado, es el más
joven de los tres y es un chaval muy guapo. No tengo muy claro en qué idioma
hablan, porque ni los turcos hablan árabe ni el tunecino habla turco, pero se
llevan muy bien.
Un piso más
arriba estamos nosotros, el piso arco iris. En fin, ya sabéis más o menos como
es.
Subamos un
piso más, y llegaremos a la azotea. No es la mejor del mundo, de hecho es bien
fea, pero azotea es. De momento solo la hemos usado como observatorio anti-aéreo, pero pretendemos subir a cenar más pronto que tarde. Si alguien se
anima…
Pues, la verdad, sería estupenda una velada en la azotea, vaya que sí.
ResponderEliminarInvitado estás, oh tú entre todos los hombres.
ResponderEliminarEh! yo tb me apunto a cena+estrellas+aviones!!
ResponderEliminarPues una mas, voy a tener que comprar mas sillas...
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