lunes, 11 de junio de 2012

Radio Patio

Cuando llegué a Trípoli, los tres pisos de mi bloque estaban recién pintados y vacíos; en un mes los habíamos llenado. No creo haber comentado que mi casero (os acordáis, ese señor que se fue a veranear a Sodoma y volvió escaldado) es el dueño de todo el bloque. Le llamaremos Mister Freddy, en honor al cantante de Queen, con el que tan bien se habría llevado.


Mister Freddy no quería alquilar los pisos para que viviera gente, sino para que fueran oficinas, así que disfruto de una maravillosa iluminación: solo en mi cuarto hay dieciséis tubos de neón, de los cuales, por suerte, puedes limitarte a encender la mitad. Accionar el interruptor de la luz y sentir deseos de firmar contratos y revisar la contabilidad es todo uno, dudo si mi compañero de piso no es quizá mi socio, y es probable que, en lugar de montarnos un salón, nos montemos una sala de juntas.

Con los otros dos pisos, Mister Freddy tuvo más suerte, son sendas oficinas. En fin, iré por partes:

El bajo es la oficina del propio Mister Freddy, una inmobiliaria. Se trata de una habitación oblonga, al fondo su mesa, frente a ella seis sillones tapizados al estilo Art-Ranció, y en el centro una mesita baja. Normalmente está allí sentado, charlando con gente, no sé si haciendo negocios o comentando la última operación de fístula de su cuñada, y no digo esto porque sí, sino porque siempre tiene puesta la tele (en una esquina del techo, como cualquier bar español), a veces las noticias, a veces algún culebrón turco, muy apreciados por aquí.

Lo que Mister Freddy no tiene es un ordenador, y la verdad es que no le pegaría tener uno: sería tan absurdo verle revisando su correo electrónico como verle probarse un traje de luces.

Dejemos la oficina de mi casero y vayamos a la puerta que da acceso al bloque: si subimos las escaleras llegamos al primer piso, la oficina de una constructora, Blablabla Constracting. El dueño es un turco de unos sesenta años, suelo detenerme a charlar con él cuando me lo encuentro, lo cual sucede a menudo porque ha convertido el descansillo frente a su puerta en su zona de fumadores. En el poco tiempo que lleva con nosotros ha creado una moqueta de colillas de Malboro de lo más mullidita, por lo cual le estamos todos muy agradecidos. Creo que está asociado de alguna manera con Mister Freddy, pero no podría asegurarlo.

Acompañadme un tramo más de escalera y llegaremos a la siguiente oficina, también de una constructora, también de un turco. El mismo día en que llegó Markus estuvimos tomando té en su despacho (justo debajo de mi cuarto, es un poco raro ver tu dormitorio convertido en oficina, aunque he de decir que la iluminación encaja mucho mejor). Nos estuvo contando que los kurdos son muy avariciosos, que Estambul es horrible, pero Ankara estupenda, y otra serie de cosas. Me puse muy contento porque entendía mucho de lo que decía, hasta que comentó que habla la mitad en árabe y la mitad en turco, lo cual me dejó bastante confundido.

Esta oficina, sin embargo, es a la vez un piso en el que vive gente; cuando cae la noche suelen llegar dos turcos y un tunecino, creo que son albañiles que trabajan para la constructora, y se la pasan jugando a las cartas y fumando hachís hasta las tantas. Son un trío curioso: uno de los turcos es alto y delgado, con cara de pocas luces, mientras que el otro es bajito, gordo y con bigote, y con cara de ser muy listo; el tunecino, por otro lado, es el más joven de los tres y es un chaval muy guapo. No tengo muy claro en qué idioma hablan, porque ni los turcos hablan árabe ni el tunecino habla turco, pero se llevan muy bien.

Un piso más arriba estamos nosotros, el piso arco iris. En fin, ya sabéis más o menos como es.

Subamos un piso más, y llegaremos a la azotea. No es la mejor del mundo, de hecho es bien fea, pero azotea es. De momento solo la hemos usado como observatorio anti-aéreo, pero pretendemos subir a cenar más pronto que tarde. Si alguien se anima…

4 comentarios:

  1. Pues, la verdad, sería estupenda una velada en la azotea, vaya que sí.

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  2. Invitado estás, oh tú entre todos los hombres.

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  3. Eh! yo tb me apunto a cena+estrellas+aviones!!

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  4. Pues una mas, voy a tener que comprar mas sillas...

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