martes, 15 de mayo de 2012

No tomarás el nombre de Dios en vano

Un día conversaba con un amigo italiano y uno sueco (ciao Totti, hi suecs); el italiano y yo decíamos que los insultos y tacos en general son muy fuertes en castellano o en italiano, mientras que en sueco, en las lenguas germánicas en general, son más bien flojillos (ya, igual no es un tema de conversación que lleve muy lejos, pero qué queréis, somos así).

El caso es que nos pusimos a dar ejemplos, y muchos de los improperios latinos nombraban a Dios, de formas y maneras que no voy a reproducir. Entonces el sueco nos calló la boca: “quizá lo que pasa es que en Suecia le damos menos importancia a Dios”.

Cuento esto como introducción a un paralelismo claro entre España y Libia: andar siempre con Dios en la boca. En España la tendencia se va diluyendo, muchas de las frases que incluyen al creador van sonando incluso rancias, mientras que otras por el contrario mantienen toda su vigencia, cada uno que elija: que Dios te lo pague, si Dios quiere, gracias a Dios, Dios no lo quiera, que Dios nos pille confesados, por el amor de Dios… esta forma de hablar, aquí en Libia, constituye una parte importantísima de todo lo que se dice, ya que, si expresas algo que ocurrirá en el futuro, apostillas inshalla, si Dios quiere; si algo va bien, pues gracias a Dios o handullah, lo cual también sirve como nuestro ¡Jesús! tras un estornudo; para dar las gracias, que Dios te lo pague o barakallahufig; en los entierros nos superan, porque es mucho más común decir que el finado está con Dios, que acompañar en el sentimiento.

Dios está en todas partes, en todas las charlas, en todos los encuentros. Se canta su gloria desde los minaretes, la gente escribe en el “qué estás pensando” de Facebook que no hay más Dios que Alá, su nombre saluda desde las paredes, y se mete en todas las conversaciones. Y a uno no le queda más remedio que amoldarse, y te das cuenta de que, mientras que en España mencionas a Dios cuando te machacas un dedo clavando un clavo y poco más, en Libia le das las gracias por todo, cifras el éxito de tus empresas en su aquiescencia, vamos, que tienes las mismas coletillas que un párroco cualquiera.

Y luego está la gracia de que mencionas a un Dios que no es el tuyo, y a nadie le importa; cuando llegué, creía que salam aleikum significaba que Dios sea contigo, y me daba reparo decirlo, porque pensaba: si le digo eso a alguien, a lo mejor piensa que le estoy hablando de otro Dios, o le parece mal que un infiel como yo tome el nombre de Dios en vano (no estoy de guasa, pensaba todas estas cosas). En cambio he visto que no, que puedo mencionar a Dios las veces que guste, que es lo suyo. También es bonito cuando lo comentas con alguien y te dice que cómo que un Dios diferente, que son el mismo, solo que aquí le llaman Alá y allí no.

En fin, consideraciones lingüísticas y religiosas en una mezcla explosiva. Solo una cosa más, antes de despedirme diciéndoos adiós: os pongo deberes, id a un diccionario etimológico a ver de dónde viene la palabra ojalá. Ma salama!

P.D.: las expresiones en árabe las he trascrito como me suenan, no me lo tome a mal el que note las faltas.
P.D.2: el que ya sepa de dónde viene ojalá, que vaya a un diccionario español – árabe y busque almohada, por que no se quede sin tarea para casa.

4 comentarios:

  1. Almohada: Su nombre proviene del árabe andalusí مخدة mujadda, con adición del artículo determinado al-, esto es: المخدة al-mujadda, que viene del árabe estándar mijadda: almohadón o cojín. La raíz de esta palabra es jadd (lado o mejilla), así que se relaciona semánticamente con el hecho de apoyar la mejilla o descansar de lado.

    Ahora busca tú de dónde viene alhaja y alféizar.
    Viel Spaß
    Katxiri

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  2. Buen trabajo! La gracia que le veo a almohada, es que en arabe se sigue diciendo asi, mujadda. Alhaja y alfeizar, por otro lado, ya tienen palabras mas modernas, asi que no me resulta tan facil aprendermelas...

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  3. Ojalá, gracias a Dios... siempre he creído que estas cosas nos venían del tiempo de los califas - que Dios los tenga en su gloria - así como nuestras sonoras "jotas". Supongo que tú lo notarás a diario y a lo mejor eso te hace sentir más "como en casa".

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  4. Hombre, lo de ojalá está claro, pero los países donde no ha habido califas - Dios los guarde - también se ponen ciegos a base de mentar al Creador: thank God, Gott sei dank, mon Dieu...

    Yo con las jotas soy feliz, el problema es que aquí hay tres diferentes, dos fáciles y una que te deja sin aliento, una jota aspirada como si empañaras un cristal, o como si te hubieras comido una guindilla... me tiene loco, pero acabaré dominándola Dios mediante.

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