domingo, 15 de abril de 2012

¿Te asusta conducir?


Lo primero, lo primerísimo que el viajero ve con claridad al llegar a Trípoli, lo que antes aporrea el entendimiento, lo único que es imposible no comprender, es que conducir aquí es una pequeña aventura que no está al alcance de todos. El que haya estado en Roma sabrá que allí se manejan los coches de manera distinta, más salvaje de lo que se acostumbra en España. Pues bien, al lado de Trípoli, Roma es un parque de seguridad vial.



Antes pensaba que las micras, los nanocentímetros y todas esas diminutas unidades de medida se habían inventado para medir moléculas y microorganismos, pero no; se inventaron para medir la distancia entre dos coches libios en movimiento. Ya sea aparcando, en carretera o en autovía, la distancia se reduce al mínimo, el espacio se aprovecha así al máximo: ningún hueco es lo suficientemente pequeño como para que mi coche, mi camión, mi avión no puedan pasar por él. Si hay tres carriles, los libios se pondrán de a cinco, si hay cuatro, de a siete, y así sucesivamente.

Esta cercanía se sazona con el claxon. Nadie es infalible, a veces parece que el otro coche no se acerca, sino que se abalanza, y entonces se impone un buen pitido. En realidad, darle al claxon es casi deporte nacional, a la gente le encanta, y colecciona sonidos. Hamza vendió hace poco un coche que pitaba como un barco, también hay gente que en vez de claxon tiene sirena de policía o ambulancia. Pero da igual, aunque tu coche chille con el pitido más simple, más vulgar, no dejarás de chillar: si el coche de al lado se acerca demasiado, le pitarás; si en plena autovía se acerca un coche en dirección contraria, le pitarás; si te cruzas con un elefante rosa montado en bicicleta, le pitarás; y por supuesto, y esto ya lo hacía mi abuelo, al llegar a un cruce pitarás, para avisar a los demás de que vas a cruzar.

Las rotondas son otra cosa llamativa. En España, si lo he entendido bien, el que está dentro de la rotonda tiene preferencia, y el que quiere entrar, espera. Aquí es al revés, el que está en la rotonda tiene que ir muy despacio, para ir dejando pasar a todos los que se incorporan. Claro que para qué hacer la rotonda, pudiendo girar directamente, por ejemplo, a la izquierda, y tomar la última salida sin pasar por la primera.

Hace falta poca explicación en cuanto a la velocidad (máxima), los intermitentes (mínimos) o las direcciones prohibidas (¿mande?), imagino que os hacéis una idea.

Hay en determinados puntos de la ciudad carteles en los que pone conduce y da gracias a dios; yo creo que más bien debería poner conduce y que dios nos pille confesaos.

Luego estamos los peatones. En tus primeros días aquí, haces lo posible para no cruzar la calle, trepando a árboles que, desde ambos lados de la calzada, unen sus ramas en el centro, o comprando varias docenas de globos de helio para elevarte por encima del tráfico. Cuando llevas ya un tiempo en el asunto, te das cuenta de que el peatón debe ser casi tan insensato como el conductor: debes asumir que, cuando tienes que cruzar, cruza, y verás que, sorprendentemente, los coches son bastante respetuosos, si estás cruzando se esperan, entienden que no tienes muchas más opciones, y ni siquiera te pitan. Siempre hay excepciones, claro, ayer mismo Hamza y yo estuvimos a punto de atropellar a dos que chicos que cruzaban la carretera tan felices en plena noche, y gracias a que había luna llena, porque los faros por sí solos no habrían evitado lo peor.

¿Un defecto claro del parque móvil libio? El aire. Trípoli tiene seguramente menos industria que Pontevedra o Badajoz, pero tiene más, muchos más coches, de los cuales una buena porción son viejos y bastante machacados, con lo que sueltan un humo apestoso, negro, venenoso, e ir por calles muy transitadas, como pueden ser 24 de diciembre o Gordji, es una tortura para el pecho y la nariz. Pero en fin, por lo demás es un bonito y motorizado Edén.

9 comentarios:

  1. Sir Lawrence, ¿de que planeta salió Hamza para llevar la bocina del Titanic en su coche?

    Queremos foto de ese señor ya.

    Kubrick

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos nos hacemos la misma pregunta. Creemos que viene de K-pax, porque se come los plátanos con cáscara.
      En cuanto a las fotos, me las ha prohibido hoy mismo, mientras le hacía alguna cocinando. Dice que tiene Facebook, pero que solo con una foto en la que lleva gorra, peluca y gafas de sol.

      Eliminar
  2. Entre el reciclaje y los coches vas a tener que reiniciar tu disco duro "ambiental". Antes de irte tienes que conducir, te tienes que traer ese como, no evolucionarás como persona si no lo haces al menos una vez. Y no me refiero a ir a un sitio, me refiero a irte de cafés y kebabs con Hamza un jueves.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amén, Héctor. No dudes que lo haré tan pronto como haya aclarado ciertas cosas con un notario.

      Eliminar
  3. Aber bist du denn dort schon Auto gefahren? Nein? Dann vertraue auf den lieben Freund Hamza.
    Gruß und Kuss
    Katxiri

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nee, gefahren bin ich doch nicht, werd' ich mal aber. Bis dann, wie du sagst, lieber Hamza als ich, ich kann nur Unglück bauen!

      Eliminar
  4. Hace poco vi en NatGeo un documental en el que unos científicos decían que, paradójicamente, los países con este tipo de tráfico sufren menos accidentes... decían que la gente tiende a ser más prudente y conducir más despacio cuando no hay una normativa vial que les regule, ¿será cierto?

    Aunque creo que el país que ponían como ejemplo era Costa Rica o uno a sí, pero lo que se veía sonaba parecido a lo que tú describes.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Yo lei algo parecido una vez... aqui muchos accidentes no hay, pero cuando hay, no te salva nadie. De cualquier modo, el otro dia me dormi en un coche, asi que parece que me voy haciendo.

    ResponderEliminar
  6. En Roma conducimos bien.

    ResponderEliminar