Tengo con los viajes en taxi una relación de
amor y odio. En general no me gustan, no me gusta pasar tanto tiempo de mi vida
subido en un coche que, debido a los constantes atascos, tarda media hora en
cubrir un trayecto de diez minutos.
Sin embargo, los taxis son también un espléndido
lugar para torturar al personal con mis balbuceos en árabe. Y los libios otra
cosa no, pero sociables lo son un rato.
Así pues, dos o tres veces por semana tengo
prácticas de idioma con un taxista al azar, y, de paso, suelo conocer a
personajes de lo más curioso; es por eso que me he decidido a inaugurar una
nueva sección en este vuestro blog, y espero que os guste.
Hace ya tiempo, tuve el honor de ser llevado
al curro por Khaled, joven libio de unos treinta años. Después de una
conversación cotidiana (de dónde eres, en qué trabajas, real o barchelona), la
charla se puso de lo más trascendental:
-
¿Te
gusta Libia?
-
Sí,
está muy bien. Hay problemas, pero la gente es muy buena.
-
¿La
gente? ¡Libia está llena de ladrones! ¡Y de armas!
-
Sí,
bueno… conmigo la gente es muy simpática.
-
¡Nada!
¡Libia no es nada! ¡Finished!
¡Finished! ¡La gente es stupid!
-
Bueno,
Khaled, piensa que habéis tenido una guerra, las cosas no pueden ir tan rápido
-
¿Rápido?
¡En Libia te matan rápido, eso sí es rápido!
Se alteró bastante, como podéis apreciar, y
no hablamos más durante mucho rato. Finalmente abrió la boca de nuevo, con la
intención de preguntarme algo que nunca me habría esperado:
-
¿Bryan
Adams es español?
-
…
¿Perdona?
-
Bryan
Adams, ¿es español?
-
¿El
cantante?
-
Sí.
-
No,
es… es canadiense, creo.
Khaled no dice nada más, pero yo no puedo
quedarme así.
-
¿Es
que te gusta Bryan Adams?
– Khaled, antes de contestar, entorna los ojos en un gesto soñador,
enternecido:
-
Ah,
Bryan…
Acto seguido, ignorando totalmente el
tráfico enloquecido que rodea el coche, saca su móvil y se pone a buscar una
canción, que inmediatamente hace sonar.
El potente sonido de su alcatel libiano nos envuelve,
nos hace vibrar con el amor herido que el temazo Please, forgive me,
plasma en dos docenas de versos. Os pego un trozo del estribillo, para que veáis
a qué cotas de lirismo llegó mi viaje en taxi:
Please forgive me, I know not what I do
Please forgive me, I can't stop loving you
Don't deny me, this pain I'm going through
Please forgive me, if I need you like I do
Please forgive me, I can't stop loving you
Don't deny me, this pain I'm going through
Please forgive me, if I need you like I do
Bryan Adams, Catacrock’n’roll
Lo que yo pudiera opinar sobre la canción le
era totalmente indiferente al bueno de Khaled, que me echaba miradas en plan si
a mí me gusta Bryan, a ti también. Ante eso, al poco rato estábamos los dos
tarareando la canción.
Así fue el resto de mi viaje hacia la
universidad, amarga nostalgia nuestras voces, dulce recuerdo nuestras miradas,
dos latidos, un solo corasón.
Gracias, Bryan. Gracias.
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