viernes, 4 de enero de 2013

Buscando piso IX


Mis dear acompañantes, evitad hacer negocios con libios y con alemanes a la vez. Voy a narraros esquemáticamente el proceso mediante el cuál conseguí hacerme con el precioso piso de la Plaza Argelia:


Día 1: reunión con la familia que alquila la vivienda, convenimos en firmar contrato para un año y pagar seis meses por adelantado. Nos damos la mano, nos decimos insh’allah, y nos vamos a casa todos muy contentos.

Día 3: Rudolf se vuelve loco, empieza a decir que debemos leer entre líneas, que iremos a firmar el contrato y nos encontraremos con que es para dos años y cosas así. Lo dudo, pero decido tomarlo en consideración.

Día 4 por la mañana: como me gustan las cosas clara, organizo un encuentro con la familia, para que nos enseñen el contrato y acabar con todo esto cuanto antes.

Día 4 por la tarde: Rudolf me llama para decirme que no me precipite, que igual el contrato lo podemos hacer nosotros. Lo dudo, pero transijo. El encuentro se pospone.

Día 5: Rudolf me llama, ha descubierto que lo normal es que el contrato lo hagan ellos. Suspiro y le doy la enhorabuena por su hallazgo. Me dice que va a informarse bien de qué contrato quieren hacer. Le pregunto qué es lo que quiere saber. Me dice que hay que leer entre líneas. Me pregunto a mí mismo de qué líneas habla tanto. Le digo que pregunte si van a dejar lavadora en el piso.

Día 10: Rudolf me llama muy contento, todo está aclarado: un año de contrato y seis meses por adelantado. Le pregunto por la lavadora. Se le ha olvidado preguntar. Le pregunto si ha descubierto algo que no supiéramos ya. Se ríe nerviosamente. Me pregunto a mí mismo si no estaré a punto de irme a vivir con un tonto de remate.

Día 13: pasan los días y no hay contrato, llaves, ni nada. Me fío totalmente de la palabra dada y cuento con el piso, pero a la vez he aprendido que valen más los hechos que las palabras. Llamo a Rudolf y le digo que organicemos ya una cita para firmar el contrato. Está de acuerdo. Dice que él se encarga.

Día 14: Rudolf me llama y me dice que se va una semana a Benghazi. Algo no me cuadra. Para evitar problemas, llamo a la familia y les explico que Rudolf se va, y que a su vuelta podemos hacer el traspaso de poderes. Les parece muy bien.

Día 20: Rudolf ha vuelto. Organizamos una cita para dos días más tarde.

Día 21: la familia no puede quedar.

Día 22: organizamos otra cita para firmar el contrato. Empiezo a odiar a la familia, a Rudolf, al piso y a la madre que los parió a todos.

Día 25: Rudolf y yo nos encontramos en un bar que hay al lado del piso. Media hora después hemos quedado con la familia. Discutimos un par de temas que aún tenemos que tratar, como la posibilidad de un tercer compañero y cosas así. Cinco minutos antes de la hora H, el hijo de la familia, Rabía, nos llama diciendo que el notario no tiene listo el contrato. Me da la risa floja.

Día 28: volvemos a quedar para firmar el contrato. Todo en orden. Vamos al notario, estipulamos todos juntos lo que hay que escribir, el padre de Rabía le va diciendo las cosas al notario (entiendo muchas de ellas), todo va de lujo… pero el notario no acaba nunca de redactar, y llega el momento en el que Rudolf y yo nos tenemos que ir, yo a trabajar, él a una exposición en la que participa. Quedamos en firmar el contrato en los días siguientes.

Día 30: voy al notario y firmo el contrato.

Día 31: Rudolf va al notario y firma el contrato.

Día 33: Me sorprendo a mi mismo rezándole a Santa Rita.

Día 34: el padre de Rabía llama a Rudolf, se encuentran y le da dos copias del contrato, una para él y otra para mí.

Día 44: voy a que Rabía me enseñe cómo han dejado el piso y me explique un par de cosas. No me da la llave.

Día 46: llamo a Rabía y le digo que me mudo ya, que necesito la llave.

Día 47: ¿de verdad llevo 47 días intentando mudarme?

Día 48: Rabía me da la llave. Una lágrima se desliza por mi mejilla, acerco la llave a mis labios y le susurro emocionado desde que llegaste ya no vivo llorando eh, vivo cantando eh, vivo soñando eh.

Día 49: me mudo. ME MUDO.

Día 53: Estoy escribiendo esto en mi nuevo piso, junto a la Plaza Argelia; mi nueva calle: La Calle Damasco. Echaré de menos Belher, pero copón, qué descanso.


2 comentarios:

  1. Hola ¿Cómo está usted?
    Mi nombre es Emilio, soy un chico español y vivo en un pueblo cerca de Madrid. Soy una persona muy interesada en conocer cosas relativas a la cultura, el modo de vida de los habitantes de nuestro planeta, la fauna, la flora y los paisajes de todos los países del mundo etc., en resumen, soy un persona que disfruta viajando, aprendiendo y respetando la diversidad de la gente de todas partes del mundo.

    Me encanta viajar y conocer en persona todos los aspectos mencionados, pero, por desgracia ya que esto es muy caro y mi poder adquisitivo es bastante pequeño, se me ocurrió una manera de viajar con la imaginación por todos los rincones de nuestro planeta. Hace unos años empecé una colección de sellos ya que esta actividad me permite conocer de una forma original algunos aspectos como la fauna, la flora, los personajes, los monumentos etc. de todos los países. Como desgraciadamente, cada día resulta más difícil conseguir sellos, hace algún tiempo que he comenzado otra colección en la que mi meta sería conseguir al menos una carta de cada país y territorio con autonomía postal en el mundo. Este modesto objetivo es factible de alcanzar en la mayor parte de los países, pero por desgracia es imposible de lograr en otros distintos territorios por varias razones, ya sea porque son países en guerra, ya sea porque son los países con pobreza extrema o porque por algún motivo, su sistema postal no está funcionando adecuadamente.

    Por todo ello me gustaría pedirle un pequeño favor:

    ¿Sería usted tan amable de enviarme una carta por correo tradicional de Libia? Entiendo perfectamente que usted piense que su blog no es el lugar adecuado para pedir esto, e incluso, es muy probable que usted ignore mi carta, pero me gustaría llamar su atención sobre la dificultad que tengo para recibir una carta desde ese país, ya que yo no conozco a nadie ni a dónde escribir en Libia con el fin de aumentar mi colección. Una carta para mí es como un pequeño recuerdo, es como si hubiese visitado ese país con mi imaginación y al mismo tiempo, la llegada de las cartas desde un país es un signo de paz y normalidad y una forma original de promocionar un país en el mundo. Mi dirección postal es la siguiente:

    Emilio Fernández Esteban
    Calle Valencia, 39
    28903 Getafe (Madrid)
    España

    También me gustaría invitarle a visitar mi blog: www.cartasenmibuzon.blogspot.com allí, si usted lo desea puede echar un vistazo a mi colección y de esta manera comprender de una manera más gráfica porqué le hago esta petición.

    Por último, quisiera darle las gracias por la atención prestada a esta carta, y tanto si usted puede ayudarme o si no, le envío mis sinceros deseos de paz, salud y felicidad para usted, su familia y todos tus seres queridos.

    Atentamente

    Emilio Fernández

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  2. Querido Emilio, ningún problema, en breve le mando una carta desde aquí, de hecho me parece que ha tenido una idea estupenda!

    Paz y salud para usted también, y espero que esta tarde la real le haga una manita al madrid, agur!

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