Me consta que todos vosotros y todas
vosotras sabéis lo que es aprender un idioma, al menos por la escuela o el
instituto; lo que muchos quizá no habéis vivido es el proceso de hacerlo en su
ambiente, en el país donde es lengua mayoritaria, y para más inri sin tener
conocimientos previos. Esta magistral escena de la película Guerrero número
13 describe el proceso de aprendizaje a la perfección, aunque exagerando la
eficacia del sistema:
La música disonante del idioma que no
entiendes, la sorpresa de las primeras palabras inconexas que, casi sin darte
cuenta, alcanzas a comprender; la maravilla de la primera frase con sentido que
consigues cazar, el primer día que adivinas el tema de una conversación y, por
supuesto, el momento esplendoroso en que te decides a hablar como una persona
mayor. La escena es real como la vida misma.
Es verdad que no se puede aprender noruego en
unos meses de viaje, pero casi; si no hablas ni una palabra de otros idiomas,
si te metes a fondo en el ajo, en poco tiempo estarás chapurreando como un
campeón.
En Libia no lo estoy viviendo así, por
diversos motivos no me niego a hablar cualquier idioma que no sea el árabe,
pero en Alemania mi primera frase era I don’t speak English, y me fue
muy bien; espero que pronto pueda empezar a hacer lo mismo aquí, y ya sabéis,
si os da la ventolera de mudaros a Malasia y queréis aprender, hablad malayo y
sólo malayo.
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