martes, 5 de febrero de 2013

Centro Juvenil de Libia


26 de enero de 2013

Hoy ha sido la jornada de puertas abiertas en el Centro Juvenil de Libia, y he salido de ella muy impresionado. Impresionado por el trabajo que allí se hace, impresionado por la afluencia de gente, impresionado porque un lugar semejante pueda existir en este país, impresionado por el valor de los chavales y de las mujeres que lo llevan. Bajo el título ¿Quién soy? ¿Qué es lo que quiero?, directoras y chavales nos enseñaron qué es lo que hacen allí.


El centro existe gracias a Hilfswerk Austria International, una fundación que abre lugares así en zonas que acaban de superar una guerra o un desastre natural. La presencia del centro se extiende entre uno y dos años, tras los cuales se decide si establecer un centro permanente o no. La fundación está presente en cuatro continentes, y desarrolla proyectos orientados a la juventud, las mujeres, el medio ambiente, el turismo o la agricultura, por nombrar algunos.

El caso de Libia está plenamente orientado a niños y adolescentes; no hacen nada que no haya visto antes en España, pero verlo aquí, en un país que sale de una guerra, donde la sociedad y la religión ejercen una presión tan asfixiante, es de verdad admirable. Y es admirable la fuerza y alegría con que sus tres cabezas visibles llevan el timón del barco.

Conocí a Nina, Lamia y Diana poco antes de navidad, en una exposición de fotografía donde Rudolf mostraba algunos retratos. Nina es la directora-gerente del centro, Lamia organiza las actividades lúdicas, y Diana lleva el tratamiento psicológico. Las tres son mujeres decididas y divertidas.

¿Cómo funciona el centro? Dependiendo de la edad, se organizan unas actividades u otras, lo cual ha llevado a un amplio abanico de talleres: dibujo, cómic, teatro, música, yoga, tai chi, capoeira… por medio de los talleres, las tres mujeres y sus voluntari@s procuran descubrir qué es lo que preocupa a los chavales, dónde está el problema, y ahí entra la acción psicológica.

Pero no es todo una cuestión de diván; en un país anárquico, donde los críos tienen un permanente acceso a drogas y armas, o simplemente se la pasan encerrados en casa, el LYC (siglas en inglés) ofrece un refugio, un lugar donde divertirse, pasar el rato y, de paso, aprender algo.

¿A qué problemas se enfrentan los niños que frecuentan el TYC? Ellos mismos lo explicaron muy bien en una pequeña función de teatro que pudimos presenciar durante la visita al centro; si bien la performance fue la típica actuación infantil, plagada de saludos a los padres que estaban entre el público, y rica en actores que hablaban demasiado bajito, el mensaje que querían lanzar fue claro y conciso, y la gente aplaudió a rabiar.

Una chica actuaba como psicóloga del centro, y varias parejas de niños hacían de ellos mismos; la “psicóloga” les preguntaba por el problema que tenían, y ellos iban contestando siempre lo mismo: Libia. En ese momento entraba otra pareja, y escenificaba el problema concreto. Esto fue lo que vimos:

-         Una niña a la que sus compañeros molestan en la escuela, por lo que se queja a su maestra, la cual empieza a pegarle bofetadas.
-         Un niño que llega a su casa y, sin mediar palabra, comienza a recibir golpes de alguno de sus padres (este fragmento arrancó multitud de aplausos).
-         Chavales escondiéndose bajo la cama durante un bombardeo.
-         Las armas en la calle, las armas en casa, las armas en todas partes.
-         Un niño que va a pedir trabajo con un cartel en el que pone licenciatura, y es rechazado; poco después vuelve, esta vez con un fajo de billetes, y es contratado.

Todo escenas de violencia, incomprensión y/o falta de esperanza en el futuro. Los niños que son víctimas cotidianas de alguna o varias de estas situaciones van al centro para hablar de ello, para quejarse, para soltar su rabia, para llorar o, simplemente, para pensar en otra cosa. Y el centro crece cada día.

La actuación acabó con un resumen de lo que los niños consideran la Libia auténtica o una Libia mejor (paz, libertad, educación…), y se cerró con una actuación musical (lo más horrible que he visto/oído en toda mi vida, pero todo sea por la causa). Tras esto se mostró un enorme cartel con uno de los logos del centro: no te mereces tu país si no haces algo por él, mensaje dirigido, en esta ocasión, más a los invitados que a los usuarios del centro.

Vi poco más, porque el sitio estaba a reventar. Programadas había también diversas charlas, talleres de yoga y tai chi, una actuación de capoeira y el visionado de varios vídeos, pero ante el atasco que había por todas partes, consideré que podía conformarme con haber hecho un poco más de bulto. Cuantos más, mejor.

Y es que, a día de hoy, el LYC se enfrenta a un buen desafío. La sombra del fanatismo se cierne sobre Libia, y no faltan voces clamando que en el centro se llena la cabeza de los jóvenes con ideas perniciosas (desde el laicismo a la libertad, se oye de todo). Es por eso que la jornada de puertas abiertas ha llegado en el momento justo, permitiendo que más de quinientas personas vean con sus propios ojos qué es lo que se hace ahí. Como dice Lamia en este artículo: el centro no dice lo que tienes que hacer, sino los que PUEDES hacer.

Podéis apoyar al centro aquí y encontrar más información aquí; yo, por mi parte y sobre el terreno, quisiera hacer más por ellos, pero mi condición de extranjero me limita un poco. Sin embargo, creo que no tienen ningún cuentacuentos en inglés, quién sabe…


ACTUALIZACIÓN: El LYC ha publicado un vídeo en youtube, muestra un resumen de la jornada de puertas abiertas, por si queréis echar un vistazo. Además, ¡salgo en primer plano! Y de espaldas, pequeño detalle.




1 comentario:

  1. Esta entrada mola mucho, me bueno leer que haya algo así.

    Q alegría verte, aunq sean las espaldas!

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