Estoy siguiendo con mucho
interés (y con los ojos como platos) todo lo que está ocurriendo en Egipto (golpe de estado, combates, prohibición de manifestaciones, etc). Además, los miles de tunecinos que viven en Trípoli me van contando cosas
de Túnez, que parece hallarse en una situación más tranquila. Por último,
y como bien sabéis, procuro estar al día de lo que pasa en Libia.
Todo esto no me hace
más o menos listico que otros, ya que, aparte de hablar con la gente, básicamente me limito a leer
periódicos, que no son más que percepciones de otra gente, no son la realidad.
Pero hay una conclusión a la que sí he llegado.
Lo que se ha dado en llamar Primavera Árabe es
un proceso multiforme, variado. No se pueden emitir muchos juicios generales sobre ella,
ya que ha tenido y tiene lugar en países bien distintos, y siguiendo además caminos muy diferentes. Sin embargo, sí que leo y escucho a menudo juicios generales, comentarios que van en esta línea:
¿No querían tanta libertad?
Pues ea, ahora a matarse entre ellos.
Los árabes no aprenderán nunca a vivir en democracia.
¡Viven en la Edad Media, y nunca saldrán de ella!
Los "ejemplos" que os he puesto arriba vienen de occidente, pero no son pocos los libios que, verbigracia, sueltan algún sentido antes estábamos
mejor. De hecho, y por lo que me cuentan, eso es
en buena parte cierto: la Libia de Gadafi era dictatorial y tal, pero aseguraba
a cada ciudadano (libio, se entiende) salud, educación y vivienda gratuitas,
entre otros “lujos” de escasa difusión en el resto del continente africano.
Así, la dictadura gadafista facilitaba techo y comida. Sin embargo, y si me permitís el salto histórico, también la cueva
y la caza aportaban refugio y alimento al primitivo homo sapiens, y no por ello podemos
describirlas como solución óptima, ni creo que nadie diga cosas como en la
cueva estábamos mejor.
Voy a intentar ir poco a poco al grano: imagino que el cien por cien de
los españoles que lean este blog ha ido al colegio. Bien, lo que nos pudieron enseñar
nuestros maestros es algo que, pasado el tiempo, olvidamos con facilidad, pero
si hacemos memoria, probablemente descubramos que la Primavera Árabe, con todos sus
defectos, no es tan mala, tan decepcionante ni tan timo como algunos parecen
pensar.
Centrando mi ejemplo en España: Nuestra democracia actual, sin ser ni mucho menos perfecta, es el escenario en el
que de más libertad y riqueza han gozado los españoles a lo largo de la historia, y si bien dichas
libertad y riqueza tienen que ser redefinidas de algún modo para superar el
bache económico, político y social que vivimos hoy en día, dudo que alguien opine sinceramente que todo nuestro sistema sea una mala y decepcionante basura, un timo manifiesto sin solución
de continuidad.
¿Cómo hemos llegado hasta la
situación actual, es decir, hasta la democracia? Quizá la primera revolución democrática española fuese
la revuelta de los comuneros, allá por el siglo XVI; sin remontarme tanto en el
tiempo, os
pongo aquí algunos pasos históricos que los españoles (signifique eso lo que
signifique) han ido dando desde aquel grito de modernidad que supusieron las
Cortes de Cádiz y la Constitución llamada La Pepa:
- Reinstauración
de un rey absolutista y tiránico (apodado ná menos que el deseado).
- Problemas
con su sucesión (¿Isabel II sí o no?).
- Primera
guerra civil carlista.
- Más
problemas en la sucesión (¿Espartero sí o no?)
- Revolución
Gloriosa (llega la democracia/carcajéome)
- Restauración
de la monarquía (Amadeo I, duró poco)
- Tercera
guerra civil carlista (me salto la segunda, que no sé bien a santo de qué vino).
- Primera
República (un año de vida, cuatro presidentes)
- Restauración
del rey Borbón.
- Dictadura
de Primo de Rivera.
- Segunda
República.
- Guerra
civil.
- Dictadura
de franco
- Democracia
actual, en
la que pese a la amenaza de algún golpe de estado, la rapacidad de
políticos y peces gordos, y la pasividad y borreguismo de nosotros, sus
neo-súbditos, no hay esclavitud, ni derecho de pernada, ni cosas por el
estilo.
Como veis, el camino que nos
ha llevado a donde estamos no ha sido fácil ni ejemplar (cuatro guerras civiles, mucha dictadura, etc).
Lo mismo podemos decir de prácticamente todas las democracias consideradas
“modélicas”, como la francesa (guerras y emperadores a mansalva en pos del Liberté,
Egalité, Fraternité), la alemana (si lo de Egipto es fuerte, lo de Alemania
es el no va más) o Estados Unidos (guerra civil, esclavismo, Bush).
En Europa y Estados Unidos llevamos siglos matándonos entre nosotros y atropellando las libertades y los Derechos Humanos con regularidad. Sin embargo, y como tanto nos
gusta hacer a los occidentales, nos permitimos no sólo juzgar a los demás, sino
darles lecciones de este pelo: "El mundo árabe debería modernizarse, al fin y al cabo ya
ven lo bien que funcionan los sistemas basados en la Libertad y el Sufragio Universal".
Eso significa que nosotros podemos tardar años o siglos en llevar adelante nuestros procesos históricos, pero los demás no, los demás tienen que limitarse a seguir nuestra estela, porque es la correcta. No obstante, si tan fácil fuera el llevar a cabo un aprendizaje semejante, ni los jóvenes cometerían
errores (ya habrían aprendido de los errores de sus mayores), ni habría guerras,
(la Historia ya deja claro que son una simple redistribución de poder que,
si acaso, trae avances en lo tecnológico), ni yo me habría pillado una horrible
melopea en mi última visita a España (se supone que sé por experiencia lo poco que disfruto la consiguiente resaca).
Además, ¿tan bien nos va? ¿Acaso no vivimos una crisis provocada por el ansia del Capital y la inmoral avaricia de unos pocos? ¿No se están aprobando leyes que reprimen las libertades sin ningún disimulo? ¿No nos espían impunemente nuestros gobiernos? ¿Con qué cara podemos proponer que se nos imite?
Obviamente, tampoco a mí me
gusta ver cómo tantos árabes se matan por defender a tal o cual partido, ni
presenciar cómo toman caminos que, a mi juicio, pueden no ser los más apropiados. Sin
embargo, me molesta más aún esa tendencia que tenemos a ver antes el defecto ajeno
que el propio, a pontificar desde un ilusorio pedestal de Razón y Verdad. Y es
cierto que yo mismo estoy ahora pontificando, pero creo que defender la idea de
que nadie está en posesión de la Razón y la Verdad, que nadie tiene la autoridad
para decir las cosas son así o asá, que, en definitiva, en tós laos
cuecen habas y más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la de otro,
es un pontificado que se puede considerar razonablemente aceptable.
Es por eso que, con todo lo que
ello conlleva, y pese a las veces que, en la red o en el mundo real, me queje
de cómo va el asunto, o de los errores que esta o la otra sociedad cometa, sigo
totalmente a favor de la Primavera Árabe: a favor de su espíritu de hartazgo,
de su búsqueda de libertad y de novedad, a favor de su conservadurismo, a favor
de sus errores, a favor de sus aciertos, a favor de la mezcla de Estado y
Religión, a favor de la separación entre Estado y Religión… que hagan lo que
tengan que hacer, porque a montar en bici no se aprende sin caerse unas cuantas
veces. Y cuando nosotros hemos tenido nuestra(s) revolución(es) y nuestra(s) transición(es), no hemos querido que
nadie meta las narices en nuestros asuntos, ni que nos llamen primitivos,
ni atrasados, y no deberíamos caer en el error de hacer eso mismo ahora que,
ilusos, nos creemos ser una sociedad de lo más moderna, como si no nos quedara un larguísimo camino por recorrer.
Ya está, ahí queda. Y ya
puestos, y aprovechando que acabo de soltar un tema polémico, os recuerdo que me alegran mucho vuestros comentarios, así que si un día se os ocurre
algo que decir, no seáis tímidos y soltadlo, que una cosa es vivir al lado del
desierto, y otra muy distinta predicar en él.
¡A cuidarse!
Muy buena reflexión.
ResponderEliminarYo siempre me acuerdo de cómo me rayé cuando descubrí que la Revolución Francesa había durado como cien años entre tira y afloja, retrocesos, nuevos avances... incluso la Revolución Americana, que a priori parece que fue más llegar y besar el santo (porque nunca tuvieron dictaduras ni "segundas repúblicas") en realidad fue mucho más complicada de lo que creemos y no terminó de completarse del todo hasta que resolvieron sus diferencias sutilmente a cañonazos. Por eso creo que lo de los árabes tendrá que durar por lo menos unos cincuenta años (si la raza humana no se extingue antes).
De todas formas, hay otra visión radicalmente distinta que me llama muchísimo la atención (pero se ve sobre todo en España) y es justo la contraria, es decir, la gente que mira allá con envidia: "¡mira, ellos sí que saben defender sus derechos! ¡Eso sí que es una democracia!" Claro, la gente asocia salir a la calle a quemar cosas con una democracia "de verdad". De hecho el 15M intentó ser una "importación" ibérica de la Revolución Egipcia...
Ahora por ejemplo lo veo con los ucranianos, que sí que saben poner los puntos sobre las íes a sus políticos, a pesar de que los ucranianos lo que exigen es... ¡entrar en la Unión Europea, nada menos! Que todos sabemos que es Satán. Pero como es una cosa de fuera, mola y está bien hecho.
En fin, al final yo creo que nadie sabe bien ni lo que opina de las cosas. El mundo se ha vuelto demasiado raro.
La verdad es que sí. Es casi imposible ser coherente, hoy más que nunca. Aunque es cierto que igual tampoco hace falta serlo del todo, porque lo que vale aquí no tiene por qué valer allí o allá o allú, todo es variable y relativo (salvo las cosas básicas: matar no mola, no comer tampoco mola, etc).
ResponderEliminarPero vamos, lo suyo sería pensarse un poco las cosas y elegir una posición que, por lo menos, tomemos por algún motivo en condiciones, no por un concepto pensado sobre la marcha.
No sé. El otro día leí unas cuantas citas de Einstein, entre ellas estas:
"Más que en el pasado, suelo pensar en el futuro, que es donde pretendo vivir".
"No pienso mucho en el futuro, llega muy rápido".
Si Albert estaba así, apañaos.