jueves, 14 de marzo de 2013

Botellón de muerte


Ya os he hablado alguna vez del bokha (léase boja), la bebida alcohólica tradicional libia. He visto ya innumerables versiones del asunto: olor a orujo, olor a anís, olor a infierno, lo único invariable es el color, transparente.

¿A qué se deben esos cambios tan radicales? No a la inquieta alma destilera del pueblo libio, ciertamente, sino a que el bokha se fabrica en casa, y se hace con lo que se tiene a mano. Debido a esto, andamos de luto por estos lares.


Por lo visto, las bebidas alcohólicas se producen utilizando etanol, también conocido como alcohol etílico; pues bien, a alguien se le ocurrió hace unos días fabricar bokha utilizando metanol o alcohol metílico, que se parece pero no es igual, ya que resulta altamente tóxico si lo ingieres.

Ataca directamente a los riñones, y la única solución consiste en someterse a diálisis, lo cual, sin embargo, no te asegura salir con bien de la borrachera.

Todo comenzó el fin de semana pasado. Las alarmas saltaron el viernes y se generalizaron el sábado, cuando los hospitales comenzaron a recibir la visita de docenas de personas en un estado deplorable, todos intoxicados por el alcohol envenenado; para el lunes ya eran más de quinientos los afectados y, que sepamos, cincuenta y uno los muertos.

Imaginaos el caos. Casualmente, durante esos días yo estaba sometiéndome al segundo chequeo de mi historia libia, y solo conseguir que te hicieran un análisis de sangre ya era una aventura; imaginad a quinientas personas al borde de la muerte, necesitadas no ya de un médico, sino de una cama y un equipo de diálisis. El acabóse.

No sé cómo seguirá el asunto. Si ha sido un brote aislado, supongo que todos los casos ya han sido hospitalizados (o, lamentablemente, enterrados). Si no, alguien está tapando la información, porque hace dos días que no hay más noticias.

¿Fue un brote aislado? Yo creo que sí. Hay quien acusa a los barbudos de envenenar el alcohol por pecaminoso, pero yo no lo veo claro. Me creo más la opción que sitúa a un vendedor callejero por Gargaresh, la zona de marcha, suministrando muerte a la chavalería, seguramente sin tener ni idea de lo que hacía. Al fin y al cabo, el que no puede hacerse el bokha en casa, lo compra por la calle.

Hay otra teoría, a cargo de mi compañera Silke: asegura (vaya usted a saber por qué) que los quinientos enfermos llevaban años encerrados en sus casas, hasta que, de repente, sus familias han decidido en pleno llevarlos al hospital. Supongo que tiene razón, ya que es el único ser humano que se ha hecho Stuttgart-Santiago de Compostela en tres semanas a pie (dice ella).

En fin, teorías absurdas aparte, una verdadera tragedia. No solo por las muertes, las cegueras y los inválidos que la bebida maldita ha provocado, sino por el país en general; Libia, lugar conservador y reaccionario donde los haya, lleva meses demostrando que está lleno de gente alegre, con ganas de vivir, de celebrar, de hacer cosas, y esto puede ser un golpe serio.

No digo que uno no pueda estar contento y hacer cosas sin alcohol, nada de eso, sino que el alcohol está en el mismo saco que tantos otros cambios dentro del país, principalmente impulsados por los jóvenes: grupos de amigos mixtos, salidas a los cafés, grupos deportivos, clubes de lectura…

Libia es un país herido, un país al que le han robado durante décadas no ya la libertad, sino la cultura, el pensamiento, la identidad y la alegría; el alcohol, sea más o menos pecado, más o menos ilegal, se alinea con las docenas de actividades que buscan recuperar algo de todo eso, recuperar una sociedad algo más abierta, más inquieta, más respondona y con más risa. Aunque lleve también incluido el lado oscuro, el de los que se calzan una botella de vodka al día y esperan a que otros les traigan la felicidad a la puerta de su casa.

En fin, mi recuerdo a los que tan tontamente se han ido, a los que se han quedado pero rotos, y que esto sea, de algún modo, un empujón hace adelante y no hacia atrás.

4 comentarios:

  1. De ahí la frase: que ciego llevas! El metilico produce, como bien has dicho, ceguera

    La parda lorenza

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  2. Creía q el alcohol estaba allí prohibido... ¿?

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