Hace mucho que no sigo con la crónica
política de Libia, pero no debéis censurármelo demasiado, ya que es muy difícil
escribir sobre ello. ¿Por qué digo esto? Lo primero, porque aparentemente no
hay nada que decir al respecto, ya que apenas nada ha sucedido; lo segundo,
porque en realidad han pasado miles de cosas, pequeñas, subliminales, y habría que escribir
algo al hilo de todas ellas.
¿Qué hacer, cómo nadar entre dos aguas tan
distintas, tan dulce la primera, tan salada la segunda? Ni soy analista
político, ni estoy tan bien informado como los periodistas estilo Rudolf, que
se mueven en esa esfera. Yo soy más de historias pequeñas que de grandes
procesos, mi mundo es el mundo del libio de a pie, y son historias de a pie las
que me llaman la atención y las que me llevan a escribir.
Sin embargo, la situación política actual es
muy interesante y, aunque así no fuera, mis acompañantes quieren saber (o eso
creo yo), así que voy a ello.