Hace ya tiempo, tuve el honor de ser llevado
al curro por Mohamed, el taxista más limpico y apañao que he visto en mi vida:
camisa blanca nívea, pantalón chino de un color beige manchífugo, de adorno un
reloj de pulsera más brillante que el mismérrimo sol.
Tuvimos una larga conversación, de la que
voy a rescatar una pequeña parte que no comprendí muy bien:
-
¿De
dónde eres?
-
De
Ochba’al, en la Sierra de Nafusa.
-
Ah,
sí, he pasado alguna vez por ahí, pero no he llegado a parar.
-
Ochba’al
es el sitio donde nació la Revolución, y yo fui de los primeros en apoyarla.
-
¿Ah,
sí? – lo que me
habían contado sobre Bengasi no es más que una falacia, parece.
-
Sí. Ahora Libia está peor que con Gadafi, pero
tras algunos años estaremos mucho mejor que con él.
-
Si
Dios quiere.
-
Gracias
a Dios. ¿Tienes familia?
-
No,
¿y tú?
-
Tengo
seis hijos.
-
¡Que
Dios te los bendiga!
-
Que
Dios te lo pague. Se llaman Mohamed, Muammar, Abdallah, Khamis, Saif y Aisha.
-
Eh…
perdona, pero… ¿por qué uno de tus hijos se llama como Gadafi, y otros tres
como tres de los hijos de Gadafi?
-
Esto…
eh… ah… eh… ¿eres del Madrid o del Barcelona?
Vaaaaaaale, no me atreví a hacerle la última
pregunta por si se enfadaba, pero de haberlo hecho me habría salido con algo
parecido, seguro.
Ya no sé si me dijo Ochba'al o Al-Urbaan, pero bueno, como anécdota vale, espero.
ResponderEliminarJa, ja, ja... Pues sí, vale como anécdota y además como buena anécdota.
EliminarTú que las lees con buenos ojos!
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