Hace ya un tiempo hice mi primera gran
excursión, y no fue a cualquier parte: estuve nada menos que en la tierra de
los bereberes.
Sí, sí, existen, bereber no es un insulto
que se inventó el capitán Haddock, sino un pueblo muy grande que se extiende desde
el Mediterráneo hasta el África negra, con una cultura milenaria, un idioma
propio y un montón de tradiciones. Pero vayamos por partes.
Resulta que en Jadu (pronunciado Chadu), una pequeña ciudad dos
horas al sur de Trípoli, había un festival de cultura bereber; Jadu es una de
las ciudades bereber más importantes de Libia, junto a otras como Ghadamesh o Suwara.
Bien, yo sabía desde hacía tiempo que el
festival iba a tener lugar, pero en fin, dado que las carreteras no son del
todo seguras, y que de todos modos no tengo coche, ni me planteé la idea de
desplazarme hasta allá; sin embargo, unos días antes del festival, un conocido
libio me llamó y me preguntó si tenía ganas de acompañarle, ya que él estaba
deseando ir, pero no quería hacerlo solo. ¿Qué le contesté? Podéis imaginarlo.
Este amiguete se llama Karím, y es de lo más
peculiar que me he echado a la cara. Para empezar, es pelirrojo, más blanco que
yo, y tiene pecas. Él dice que su familia proviene de Turquía, y por otro lado
he oído que en Libia hay bastantes pelirrojos a causa de una etnia que vino de
Siria hace muchos años. No tengo ni idea, el caso es que tiene una pinta guiri
que no puede con ella.
Es todo un personaje: creyente acérrimo,
disfruta rezando y leyendo el Corán; está a favor de la democracia y la libertad,
pero siempre que estas respeten la tradición, así que sostiene, por poner un
ejemplo, que ir a la playa en bikini no es libertad, ya que no respeta la
tradición; en esa línea, lleva dos años prometido, pero apenas ha visto a su
novia (tradición); le apasiona viajar, le encanta conocer gente distinta, y
tiene mucha facilidad para los idiomas, aunque no se mete a fondo con ninguno;
por último, es el único libio que conozco que habla árabe clásico en la vida
diaria, según él, porque tiene que demostrar de alguna forma que es un hombre
instruido.
Bien, Karím y yo nos encontramos para
concretar los detalles del viaje, que se limitaron a esto: cogemos un taxi compartido
hasta la ciudad, y una vez allí, alguien nos acogerá en su casa.