domingo, 17 de marzo de 2013

La tríada gastronómica II


La segunda sesión gastronómica con Abdulsalam, Abubakr y Hisham resultó más accidentada que la primera.

Todo comenzó a torcerse cuando Abubakr anunció que no podría acompañarnos el viernes, ya que tenía un compromiso en su pueblo; ante eso, Hisham propuso posponer la cita para el sábado. A mí se me encendieron todas las alarmas, ya que el sábado trabajo, y ya sé cómo se las gastan los libios con los horarios. Pedí que lo dejáramos para la semana siguiente, a lo que Hisham se negó:

-         Pero Hisham, yo el sábado trabajo, de hecho tengo clase con vosotros.
-         Claro, comemos y vamos todos a clase.
-         No, pero yo tengo que estar antes, entro a las tres.
-         ¿A las tres? ¡Pero si la clase es a las cuatro y cuarto!
-         Ya, pero tengo que preparar cosas. Y aunque no fuera así, es mi horario de trabajo, y tengo que ir a la hora que tengo que ir.
-         ¿Y no puedes avisar de que vas más tarde?
-         (conteniendo un suspiro) No, Hisham, tengo un horario de trabajo, y no puedo cambiarlo porque me voy a comer con los amigos.

viernes, 15 de marzo de 2013

jueves, 14 de marzo de 2013

Botellón de muerte


Ya os he hablado alguna vez del bokha (léase boja), la bebida alcohólica tradicional libia. He visto ya innumerables versiones del asunto: olor a orujo, olor a anís, olor a infierno, lo único invariable es el color, transparente.

¿A qué se deben esos cambios tan radicales? No a la inquieta alma destilera del pueblo libio, ciertamente, sino a que el bokha se fabrica en casa, y se hace con lo que se tiene a mano. Debido a esto, andamos de luto por estos lares.

lunes, 11 de marzo de 2013

Haciendo el bereber I


Hace ya un tiempo hice mi primera gran excursión, y no fue a cualquier parte: estuve nada menos que en la tierra de los bereberes.

Sí, sí, existen, bereber no es un insulto que se inventó el capitán Haddock, sino un pueblo muy grande que se extiende desde el Mediterráneo hasta el África negra, con una cultura milenaria, un idioma propio y un montón de tradiciones. Pero vayamos por partes.

Resulta que en Jadu (pronunciado Chadu), una pequeña ciudad dos horas al sur de Trípoli, había un festival de cultura bereber; Jadu es una de las ciudades bereber más importantes de Libia, junto a otras como Ghadamesh o Suwara.

Bien, yo sabía desde hacía tiempo que el festival iba a tener lugar, pero en fin, dado que las carreteras no son del todo seguras, y que de todos modos no tengo coche, ni me planteé la idea de desplazarme hasta allá; sin embargo, unos días antes del festival, un conocido libio me llamó y me preguntó si tenía ganas de acompañarle, ya que él estaba deseando ir, pero no quería hacerlo solo. ¿Qué le contesté? Podéis imaginarlo.

Este amiguete se llama Karím, y es de lo más peculiar que me he echado a la cara. Para empezar, es pelirrojo, más blanco que yo, y tiene pecas. Él dice que su familia proviene de Turquía, y por otro lado he oído que en Libia hay bastantes pelirrojos a causa de una etnia que vino de Siria hace muchos años. No tengo ni idea, el caso es que tiene una pinta guiri que no puede con ella.

Es todo un personaje: creyente acérrimo, disfruta rezando y leyendo el Corán; está a favor de la democracia y la libertad, pero siempre que estas respeten la tradición, así que sostiene, por poner un ejemplo, que ir a la playa en bikini no es libertad, ya que no respeta la tradición; en esa línea, lleva dos años prometido, pero apenas ha visto a su novia (tradición); le apasiona viajar, le encanta conocer gente distinta, y tiene mucha facilidad para los idiomas, aunque no se mete a fondo con ninguno; por último, es el único libio que conozco que habla árabe clásico en la vida diaria, según él, porque tiene que demostrar de alguna forma que es un hombre instruido.

Bien, Karím y yo nos encontramos para concretar los detalles del viaje, que se limitaron a esto: cogemos un taxi compartido hasta la ciudad, y una vez allí, alguien nos acogerá en su casa.

viernes, 8 de marzo de 2013

¡Felicidades!

Estamos de acuerdo, no debería haber un Día Internacional de la Mujer, y la igualdad debería darse por supuesta; pero en fin, mientras llega esa sociedad 2.0, os felicito a todas, y os añado esta viñeta para que os lo toméis con humor.




¿Aquí quién manda?


Hace mucho que no sigo con la crónica política de Libia, pero no debéis censurármelo demasiado, ya que es muy difícil escribir sobre ello. ¿Por qué digo esto? Lo primero, porque aparentemente no hay nada que decir al respecto, ya que apenas nada ha sucedido; lo segundo, porque en realidad han pasado miles de cosas, pequeñas, subliminales, y habría que escribir algo al hilo de todas ellas.

¿Qué hacer, cómo nadar entre dos aguas tan distintas, tan dulce la primera, tan salada la segunda? Ni soy analista político, ni estoy tan bien informado como los periodistas estilo Rudolf, que se mueven en esa esfera. Yo soy más de historias pequeñas que de grandes procesos, mi mundo es el mundo del libio de a pie, y son historias de a pie las que me llaman la atención y las que me llevan a escribir.

Sin embargo, la situación política actual es muy interesante y, aunque así no fuera, mis acompañantes quieren saber (o eso creo yo), así que voy a ello.